jueves, 23 de septiembre de 2010

LOS FUNERALES DEL PADRE PIO


El 26 de septiembre de 1968 por la tarde, el padre Clemente da Wlissinge, ministro general de los capuchinos, presidió los funerales del estigmatizado del Gárgano. Se dió lectura de un telegrama de pésame de Pablo VI y el administrador apostólico, padre Clemente da Santa María in Punta, pronunció el elogio fúnebre del hermano a cuya liberación había contribuido.
El cuerpo del Padre Pio fue bajado a la cripta de la iglesia del convento donde, para cumplir su deseo, le había sido dispuesta una tumba.
Cuando ya su cadaver descansaba en la cripta, los devotos se dirigieron a la hora habitual, frente a la ventana donde era habitual que saludase con el pañuelo. Después de una oración entonaron cánticos que le gustaban especialmente al Padre Pio.
De pronto se oyeron exclamaciones de alegría:el Padre Pio aparecía, sonriente, con el rostro vuelto hacia la izquierda en el cristal de lo que había sido su celda.
Se veía con claridad su hábito hasta la cintura y el cordón. A los gritos de la muchedumbre, el padre guardián mandó un hermano al lugar. Y este volvió con una noticia increible: el Padre Pio aparecía en el cristal. Entonces, para dar una lección de realismo a todos los exaltados, abrió la ventana del Padre Pio y extendió una tela blanca. Después del ¡Ah! de decepción de la gente, sonaron unos ¡oh! ¡oh! de la gente, la imagen del Padre Pio aparecía en todos los cristales de la fachada del convento.
Desde entonces hasta ahora se siguen multiplicando los milagros del Padre Pio.
Paz y bien hermanos.


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