lunes, 20 de septiembre de 2010

HARÉ MÁS RUIDO DE MUERTO QUE DE VIVO.


En aquel entonces, algunos frailes del convento de San Giovanni Rotondo se quejaban del ruido de la gente que llegaba, que se iba y bueno, que andaba por allí tras el Padre Pio.
Un buen día, Padre Pio les dijo: "¡Ah! ¡Que os quejais del ruido que armo! Pues bien, quiero que sepais, que haré más ruido muerto que vivo!"
Verdaderamente Padre Pio sigue más vivo que nunca y como bien él decía: "Haré muchas más cosas desde allí arriba".
Dios le concedió el don de hacer milagros durante su vida.
Veamos algunos de ellos:

*El padre Rafael, que fue su Prior de 1933 a 1940, dice: El 10 de junio de 1940 llegó al convento una señora con un hijo de seis años enfermo de encefalitis. Al día siguiente escuchó la misa del padre Pío. Después de la misa, al verlo pasar para ir a confesar, le presentó a su hijo en brazos toda llorosa y desconsolada. El padre Pío la miró con compasión, le hizo una señal de bendición y entró en el confesonario. La pobre madre, un poco decepcionada pero con fe, se quedó en la iglesia a rezar hasta que el padre terminó de confesar. Después se retiró ella al albergue donde acostó al niño, que al momento se quedó dormido. Hacia las 5:30 p.m. el niño se despertó y se levantó solo totalmente curado. A la mañana siguiente, la madre le agradeció al padre Pío, que le respondió: “Agradéceselo a la Virgen que te ha dado esta gracia”. En ese momento estaba presente el doctor Filippo De Capua, pediatra de Foggia, que vio al niño antes y después de la curación.


*El mismo padre Rafael certificó que el 26 de enero de 1939 fue a san Marco in Lamis donde visitó a la señorita Verónica, gran benefactora de los capuchinos e hija espiritual del padre Pío.
Dice: La encontré agonizante, dos médicos la habían y desahuciado. Yo la llamé por su nombre, pero no me respondía. Entonces tuve una inspiración: llamé mentalmente al padre Pío y le pedí como su Superior que rezara para que se curara nuestra bienhechora. Al instante, ella abrió los ojos y sintió fuerzas para contestar. Yo la bendije y salí.
Ese mismo día, al regresar al convento, le recomendé personalmente al padre Pío su salud. Me dijo que no moriría. A los pocos días, Verónica mejoró y pudo ir a agradecer personalmente al padre Pío. Vivió otros 26 años y murió el 13 de enero de 1960. Los médicos que la habían desahuciado tuvieron que reconocer en este caso un hecho sobrenatural.

*El padre Agustín escribió en su Diario el 10 de junio de 1945: He podido conocer a una señora de Voltutata Appula, que era sorda desde hacía 20 años, que se ha sanado después de haberle pedido la curación al Señor por intercesión del padre Pío. Le he recomendado que traiga los certificados de los médicos que la trataron durante su enfermedad y que se haga revisar para obtener un certificado de curación. Otras personas que la habían acompañado certificaron la veracidad de lo que ella decía.


*Declara el padre Alessio Parente: Un día una señora me dijo: “El padre Pío es un santo”. Y me contó que su única hija había tenido una hemorragia interna y, a pesar de los esfuerzos de los doctores, no pudieron hacer nada para salvarla. Decía: “Yo lloraba e invocaba constantemente al padre Pío”. De pronto, lo he visto a mi costado. Me ha puesto una mano sobre mi espalda y me ha dicho: “No te preocupes, yo seré el doctor de tu hija”. Después desapareció. En ese momento, mi hija se agitó en la cama y yo pensé que era el fin. Llamé al doctor y pudo constatar que la hemorragia había cesado. La misma mañana le dieron de alta en el hospital.


*El padre Alberto D´Apolito manifestó manifestó en el Proceso que el padre Plácido Bux tenía una grave cirrosis hepática y que se curó después de una aparición del padre Pío en bilocación. El siervo de Dios, interrogado sobre esto, lo admitió y dijo haber estado en san Severo para curarlo.


*El notario Francesco Fontana afirma que, estando en san Giovanni Rotondo el doctor Sanguinetti, le confió que tenía una joven paciente con grave mal al cerebro y que debía ser operada, pero dudaba si llevarla a Roma o a una clínica de Bari. Le preguntaron al padre Pío y recomendó llevarla a Bari, pero añadió: “Aunque esperamos que antes de llegar…”. Y cortó la frase. La llevaron a Bari y, antes de llegar a la ciudad, se encontró perfectamente curada. La llevaron al especialista de la clínica de Bari y sólo pudo afirmar: “No entiendo por qué me la han traído”. El hígado está perfecto y excluyo que haya estado enferma alguna vez.
Al regresar a san Giovanni Rotondo, el padre Pío, riéndose con ganas, les dijo, por lo mal que habían quedado ante el especialista: Agradezcamos al Señor, démosle gracias.


*El padre Rafael dio fe en el Proceso: Una mañana el hermano sacristán fray Crispín se había olvidado de poner hostias para consagrar. El padre Pío, después de confesar, dio la comunión a los fieles. Había poquísimas hostias en el copón y los fieles eran muchos. Según iba dando la comunión, las hostias iban aumentando. Yo asistí a este portento que fue notado por la señorita americana María Pyle y la señorita Caterina Valentini, alemana.


*En el verano de 1941, dice el padre Rafael, en plena guerra, el pan estaba racionado y cada día pedían pan unos 15 pobres. A la hora de la comida fuimos al comedor, pero no había más que unos 500 gramos de pan para los 10 religiosos, además de los pobres que esperaban. El padre Pío estaba todavía orando en la iglesia. Comenzamos a comer la menestra y, de pronto, llega el padre Pío con bastante pan fresco. Lo miramos sorprendidos y le digo: "Padre Pío, ¿de dónde ha sacado este pan?". Me responde: "Me lo ha dado una peregrina de Bologna en la puerta". Le respondo: "Gracias a Dios". Ninguno de los religiosos dijo una palabra: habían comprendido que era un milagro.
 
Y, a día de hoy, siguen proliferando los milagros por intersección del Padre Pio y no sólo corporales, sino sobre todo espirituales. Grandes conversiones logró Padre Pio en vida y las sigue logrando hoy en día también.
Padre Pio de Pietrelcina, ruega por nosotros.
Paz y bien hermanos.

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