martes, 30 de octubre de 2012

Padre Pío, signo extraordinario de la presencia de Dios en la historia de los hombres.



Padre Pío signo de contradicción en un mundo descreído
 y alejado de Dios. 
Hoy en día su mensaje sigue siendo actual. 
Padre Pío, mucho más que el santo de los estigmas.

SAN PÍO DE PIETRELCINA, MODELO Y ESTÍMULO EN LA NUEVA EVANGELIZACIÓN



Quince días van a separar la fiesta litúrgica de San Pío de Pietrelcina (23 de septiembre) y el inicio del Sínodo de Obispos sobre «La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana» (7 de octubre). Pero, ¿hay alguna relación entre estos dos hechos? La podemos encontrar.
En el Padre Pío, al menos desde su ingreso en la Orden capuchina el 6 de enero de 1903, a la edad de 15 años, hasta su muerte, acaecida el 23 de septiembre de 1968, sus deseos nunca quedaron en meros proyectos. Por lo mismo, las palabras que escribió a uno de sus dos directores espirituales, el padre Agustín, el 6 de mayo de 1913, cuando tenía sólo 25 años: «Quisiera volar para invitar a todas las criaturas a amar a Jesús, a amar a María», y las que le había escrito un año antes, el 1 de mayo de 1912: «Quisiera tener una voz muy fuerte, capaz de invitar a los pecadores de todo el mundo a amar a María», nos garantizan poder encontrar en él un óptimo «modelo y estímulo en la nueva evangelización».
En el Padre Pío no busquemos la terminología precisa que nos exigimos en la actualidad: evangelización, nueva evangelización, pastoral, pastoral de iniciación, pastoral catequética, pastoral de alejados, salvación, salvación de las personas y de las estructuras de la sociedad… Sus preocupaciones se centraron siempre en lo importante. Y, en el ministerio, buscó, y de forma decidida e incansable, el objetivo último de todo lo anterior: la salvación de las almas. Un término que, para él, encerraba el mismo contenido de los que nosotros usamos hoy: una salvación que culmina, sí, en el cielo, pero que comienza y se vive en esta tierra; una salvación que es para un ser, el hombre, formado de alma y cuerpo, y que vive en una sociedad, que puede ofrecerle ayudas o estorbos en esa salvación.
Las motivaciones para buscar que todas las criaturas amen a Jesús y amen a María y, como consecuencia, salven su alma, el Padre Pío las tenía muy fijas en su mente y mucho más en su corazón.  Entre otras, habría que señalar tres, que las encontramos en dos frases del Santo:
- En carta al padre Benedicto de 20 de noviembre de 1921, después de referirse al volcán de amor que Jesús ha encendido en su corazón, el Padre Pío le dice: «Todo se compendia en esto: estoy devorado por el amor de Dios y el amor del prójimo».
- Y entre los mensajes que el Capuchino ofrecía a los fieles antes del rezo diario del Ángelus, encontramos éste: «Recordemos que el Corazón de Jesús nos ha llamado no sólo para nuestra santificación, sino también para santificación de otras almas. Él quiere ser ayudado en la salvación de las almas».
En concreto: el Santo de Pietrelcina, devorado por el amor de Dios, que, como escribe San Pablo, «quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad»; devorado por un amor del prójimo que le urge a ofrecer a los hombres todo lo que les beneficia y, de modo especial, «la perla de gran valor»: el Reino de Dios; y consciente de que el Señor, además de llamarle a buscar la santificación de otras almas, le ha confiado, como afirma en una carta de noviembre de 1922, una «misión grandísima», no puede menos de entregarse con todas sus posibilidades a las más variadas formas de apostolado, tanto que podríamos llamarle, como a Francisco de Asís, el fundador de la Orden religiosa en la que se santificó y ejerció el ministerio sacerdotal, «el hombre todo apostólico».
¿Qué formas de apostolado ejercitó el Padre Pío? Muchas y tan variadas, como acabo de indicar, que es difícil enumerar todas. En relación a las mismas hay que decir:
- Que la realidad y la eficacia pastoral de algunas las comprendemos sin dificultad; como: el ejemplo de una Misa celebrada cada día «humildemente», en expresión de Pablo VI; la acogida con amor paternal en el confesonario, «de la mañana a la noche» en palabras del mismo Papa, a hombres y mujeres venidos de todo el mundo; el testimonio y la invitación a la devoción mariana de quien llevaba siempre el rosario en la mano y repetía una y otra vez: «Amad a la Virgen, haced que la amen, rezad siempre el rosario»; los mensajes, llenos de unción y de exigencia evangélica, que dirigía a los fieles antes del rezo del Ángelus a mediodía y al atardecer; las cartas de dirección espiritual que, entre los años 1910 y 1923, dirigió a destinatarios muy diversos y que, publicadas en cuatro gruesos volúmenes, siguen ofreciendo una muy rica espiritualidad a los que se acercan a ellas; los escritos que, redactados por sus “secretarios”, en muchos casos después de consultarle el contenido de los mismos, y bendecidos por él, salían hacia los cinco continentes, en respuesta a los cientos de cartas que le llegaban pidiéndole oraciones, consejos, curaciones…, la bendición; las incontables estampas que, con un breve mensaje espiritual suyo al reverso, fue entregando a sus devotos a lo largo de su vida…
- Que en aquellas cuya eficacia sólo se descubre a la luz de la fe, el Padre Pío nos ofrece una valiosa ayuda en los mensajes de sus cartas. En referencia a la oración, por ejemplo, escribe: «Las oraciones que tú me pides no te faltan nunca porque no puedo olvidarme de ti... a quien he dado a luz a la vida de Dios con el dolor más intenso del corazón». ¿Tenían sentido sus lágrimas de dolor y arrepentimiento? Éstas son sus palabras: «Tengo que decirte que Jesús tiene necesidad de quien llore por la iniquidad de los hombres y por este motivo me lleva por los caminos del sufrimiento». Pablo VI le llamó: «Hombre de sufrimiento»; y, si deseó y pidió al Señor la gracia de sufrir, fue por este motivo: «Él se elige algunas almas, y entre ellas, aunque soy totalmente indigno, ha elegido la mía, para ser ayudado en la gran empresa de salvar a los hombres. Y cuanto más sufren estas almas sin consuelo alguno, más se aligeran los sufrimientos del buen Jesús. He aquí el motivo por el que deseo sufrir cada día más y sin consuelo alguno». No podemos olvidar su ofrenda, tantas veces repetida y actualizada en cada Misa, de víctima por la salvación de todos. Lo hacía con este deseo: «Enciende, Jesús, aquel fuego que viniste a traer a la tierra, para que, consumido por él, me inmole sobre el altar de tu caridad, como holocausto de amor, para que reines en mi corazón y en el corazón de todos; y de todos y de todas partes se eleve hacia ti un mismo cántico de alabanza, de bendición, de agradecimiento por el amor que nos has demostrado»…
- Que la realidad y la eficacia de otras, como la de la “bilocación”, nos quedarán, al menos en gran medida, en el misterio. La bilocación que le aconteció el 18 de enero de 1905, a los 17 años de edad, la cuenta él mismo al padre Agustín, su confesor de entonces. En cartas de dirección espiritual deja constancia de al menos cuatro bilocaciones, con un detalle muy significativo: pedir a los destinatarios, al parecer nada obedientes, que rompan esas cartas nada más leerlas. En junio de 1921, aunque con mucha repugnancia, tiene que hablar de otras bilocaciones porque el Visitador apostólico enviado por la Santa Sede, el carmelita Rafael Carlos Rossi, así se lo exige. Y son muchos los testimonios que afirman haber sido visitados o haber visto al Padre Pío fuera de San Giovanni Rotondo e incluso fuera de Italia y de Europa.
El Padre Pío no se contentó con ser él un instrumento del Señor en la salvación de las almas; ayudó a otros muchos a serlo. Les recalcaba la misión apostólica propia de todo bautizado; les aconsejaba los medios sencillos de apostolado que están al alcance de todos; y no olvidaba los que nos permiten llegar a todo el mundo. Sirvan estos tres ejemplos:
- A sus Grupos de Oración les pedía, como fruto de la oración, ser en medio del mundo «levadura de Evangelio y faros de amor».
 - A los médicos del hospital “Casa Alivio del Sufrimiento”, promovido por él en San Giovanni Rotondo, les insistía: «Vosotros, los médicos... tenéis la misión de curar al enfermo; pero, si no lleváis amor al lecho del enfermo, no creo que las medicinas sirvan de mucho... Sed portadores de Dios para los enfermos; eso será más útil que cualquier otro cuidado».
 -Y repetía con frecuencia: «Salvar almas orando siempre».
Elías Cabodevilla Garde,
                                                                                                                                                                            sacerdote capuchino

Entronizan imagen del Padre Pío en la Catedral de México

Una escultura de bronce con la imagen de San Pío de Pietrelcina fue instalada en la capilla de Nuestra Señora de los Dolores de la Catedral Primada de México.

La escultura del Padre Pío es de tamaño natural, mide 1.68 metros de altura. La obra fue fundida en España por Luis Uzín Larrañaga quien estudio arte en Florencia, Italia con Gustavo Giulietti y en Pietrasanta con Armanod Basile. Algunos de sus trabajos se encuentran en Instituciones de España e Italia.

La entronización de esta obra tuvo lugar el 14 de Octubre y fue bendecida por el Cardenal Norberto Rivera Carrera al término de la misa dominical; en los próximos días, también ingresará a la Catedral una reliquia de primer grado del Padre Pío, según informó en entrevista el sacerdote capuchino Tomás Chávez.


¿A qué se parece el reino de Dios?

Envíame Señor a anunciar Tu Palabra

Juntos cambiaremos el mundo

domingo, 28 de octubre de 2012

Nuevo grupo de oración del Padre Pío en Barakaldo Bizkaia en la Parroquia Santa Teresa



Un nuevo grupo de oración del Padre Pío comenzará su andadura en el mes de diciembre. 
El lugar será en la Parroquia Santa Teresa de Barakaldo Bizkaia.
Doy gracias a Dios y al Padre Pío por esta gran alegría.
Ya somos tres grupos en Bizkaia; Uno en la localidad de Bermeo en la Parroquia Santa María, el segundo en Bilbao, en la Parroquia del Carmen de Indautxu y este tercero en Barakaldo en la Parroquia de Santa Teresa. 
A todo aquel que lea este blog le animo a crear un nuevo grupo de oración del Padre Pío, colaboremos en la nueva evangelización. Seas de donde seas, estés donde estés, anímate y forma un grupo de oración del Padre Pío, estarás orientado por un sacerdote capuchino, protegido por el Padre Pío y harás mucho bien en este mundo tan alejado de Dios.

martes, 9 de octubre de 2012

El best seller de José María Zavala sobre el Padre Pío arranca con fuerza en Brasil





7ª edición en España, 20.000 vendidos 




«Padre Pío. Los milagros desconocidos del santo de los estigmas» se ha convertido en la obra de referencia sobre la presencia del santo hoy. 

De manera prácticamente simultánea se ha impreso en España la 7ª edición de Padre Pío. Los milagros desconocidos del santo de los estigmas (LibrosLibres, 20.000 ejemplares vendidos) y ha aparecido en Brasil la primera edición en portugués, Padre Pio. Os milagres desconhecidos do santo dos estigmas (Paulus), llamada a reforzar y fomentar la devoción al santo de Petrelcina justo en los meses anteriores a la JMJ de Río de Janeiro, que tendrá lugar del 23 al 28 de julio de 2013 en la ciudad sobre la que reina el Cristo de Corcovado. También sucedió así en España, donde la obra original apareció en el otoño de 2010, poco más de medio año antes de la JMJ de Madrid.

Convertido en auténtico best seller, Padre Pío ha figurado continuamente desde su publicación en el prestigioso listado de libros religiosos más vendidos que elabora cada trimestre la distribuidora Soluziono (antes Gesedi), un éxito que ha disparado el interés en otros países. Fuentes de la editorial apuntan a una posible edición italiana en los próximos meses.

La repercusión del texto no se tradujo solamente en cifras de venta: también en elimpacto cualitativo más importante, a saber, nuevos milagros y conversiones con los que el santo deja señal de su poderosa intercesión. De hecho, cuando ya se llevaban publicadas cuatro ediciones hubo que preparar una quinta edición ampliada, que incluyó un capítulo con la repercusión del libro: curaciones y cambios de vida que habían tenido lugar a consecuencia de su lectura, y nuevos testimonios de personas que habían conocido al Padre Pío a través de estas páginas, un conocimiento que les había cambiado por dentro. Este capítulo se ha mantenido ya como parte integrante del libro en todas las ediciones posteriores. 

NUEVO LIBRO SOBRE EL PADRE PÍO



Este libro se centra en la vida del padre Pío, concretamente en el período que va de 1909 a 1916: siete años que el Santo pasa en su pequeña ciudad natal a causa de misteriosas enfermedades físicas, que se agravan cada vez que el fraile regresa a su comunidad. Por el contrario, cuando vuelve a Pietrelcina, a su familia, se recupera de forma insospechada, hasta el punto de que sus superiores optan por concederle una estancia prolongada en su ciudad natal. Durante estos largos años en Pietrelcina, el padre Pío estudiará Teología y profundizará en el conocimiento de obras de espiritualidad, sobre todo de santa Teresa de Jesús y de san Juan de la Cruz. Y será precisamente durante estos años cuando el santo capuchino viva acontecimientos singulares, como el de los estigmas.