miércoles, 22 de septiembre de 2010

LA ÚLTIMA MISA


El 21 de setiembre de 1968 se sintió mal y no celebró la misa, sólo le dieron la comunión, pues estaba extremadamente débil y cansado, con un fuerte ataque de asma, que le impedía respirar. Por la tarde saludó a la gente desde el coro. Había una inmensa multitud reunida en san Giovanni Rotondo con motivo de celebrar el Congreso internacional de los Grupos de oración, al día siguiente, día 22.

El día 22 el padre Pío quiso celebrar la misa sencilla como todas las mañanas, pero el padre Superior le obligó a celebrar misa solemne con canto para los Grupos de oración, que comenzaban su Congreso internacional. El padre Pío, aunque muy cansado, obedeció. Estaba muy decaído y cansado y toda la gente lo aplaudía y gritaba: ¡Viva el padre Pío! Al terminar la misa y levantarse del sillón, antes de descender las gradas del altar, perdió el equilibrio y casi se cae, si no lo hubieran sostenido. Antes de retirarse, bendijo a la gente diciendo: ¡Hijos míos, hijos míos! Después de dar gracias por la misa quiso ir a confesar, pero debió retirarse, porque estaba muy débil, blanco como un papel, y parecía ausente y lejano de todo.
A las 10:30 de la mañana dio la bendición a la multitud, que estaba reunida ante la plaza de la iglesia, desde una ventana. Después se retiró a su celda.
En la noche del día 22 el padre Pellegrino, que lo atendía, le pidió la bendición para todos y respondió: Sí, bendigo con todo mi corazón a mis familiares, a la Casa Sollievo della sofferenza, a los enfermos, a los Grupos de oración y a todos mis hijos espirituales. Y pido al padre Superior que les dé en mi nombre esta bendición.

El padre Paolo Covino manifiesta: Estuve con el padre Pío veinte minutos antes de expirar. Fui yo quien le administré la unción de los enfermos, precedida de la absolución “sub conditione” y de la bendición apostólica. Estaba muy fatigado y respiraba con mucha dificultad. No respondía a las oraciones y estaba sentado en el sillón donde murió. Estaban presentes el padre Superior, padre Carmelo, padre Rafael, padre Mariano Paladino y otros hermanos. También estaba el doctor Sala, médico personal, y el doctor Gusso, director de la Casa Sollievo, algún otro doctor y dos enfermeras. Murió repitiendo los nombres de Jesús y María el 23 de setiembre de 1968 a las 2:30 de la madrugada.

Había notado en los últimos días que las llagas de las manos estaban gradualmente desapareciendo. No podía explicarme el motivo, pero sentía que el padre Pío estaba al final.

Después de 50 años de llevar las llagas de Cristo en su cuerpo, al morir, desaparecieron milagrosamente por obra de Dios.

Los restos del padre Pío fueron expuestos durante cuatro días a la veneración de los fieles. Según estimaciones fidedignas, pasaron ante su féretro en los cuatro días unas 100.000 personas. El día 26 de setiembre de 1968, después de los funerales, fue sepultado en la cripta del santuario Santa María de las Gracias, en San Giovanni Rotondo, a las 10:30 de la noche.
Lo enterraron con el rosario entre las manos. Y en la celda que ocupó en vida han escrito estas palabras de san Bernardo: María es toda la razón de mi esperanza.
Después de su muerte es visitado continuamente por sus devotos e hijos espirituales.
El Papa Juan Pablo II lo visitó en 1987 y Benedicto XVI en junio del 2009.
Son millones y millones los fieles que siguen visitándolo para pedir su ayuda e intercesión. También visitan su celda, el crucifijo de los estigmas, la antigua iglesia donde celebraba la misa en público, el imponente Vía crucis construido en el lugar y el santuario de santa María de las Gracias, además de la Casa Sollievo della sofferenza.


El padre Pío desde el cielo sigue orando por sus hijos espirituales. Un día llegó a decir: Si fuera posible querría conseguir del Señor solamente esto: “No me dejes ir al paraíso mientras el último de mis hijos, la última persona encomendada a mis cuidados sacerdotales, no haya ido delante de mí… He hecho con el Señor un pacto de que, cuando mi alma se haya purificado en las llamas del purgatorio y se haya hecho digna de entrar en el cielo, yo me coloque a la puerta y no pase dentro hasta que no haya visto entrar al último de mis hijos e hijas”.
Paz y bien hermanos.



Aquí os presento un vídeo de la última misa del Padre Pio.
Paz y bien hermanos.

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