domingo, 26 de junio de 2011

UN DÍA UN CONSEJO

"El mundo podría subsistir incluso sin sol, pero
  no podría existir sin la santa misa". (Padre Pío)

EL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO



Santo Evangelio : Juan 6,51-58 

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo». 

Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?». Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. Éste es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre».


Reflexión


Hoy, todo el mensaje que hemos de escuchar y vivir está contenido en “el pan”. El capítulo sexto del Evangelio según san Juan refiere el milagro de la multiplicación de los panes, seguido de un gran discurso de Jesús, uno de cuyos fragmentos escuchamos hoy. Nos interesa mucho entenderlo, no sólo para vivir la fiesta del “Corpus” y el sacramento de la Eucaristía, sino también para comprender uno de los mensajes centrales de su Evangelio. 

Hay multitudes hambrientas que necesitan pan. Hay toda una humanidad abocada a la muerte y al vacío, carente de esperanza, que necesita a Jesucristo. Hay un Pueblo de Dios creyente y caminante que necesita encontrarle visiblemente para seguir viviendo de Él y alcanzar la vida. Tres clases de hambre y tres experiencias de saciedad, que corresponden a tres formas de pan: el pan material, el pan que es la persona de Jesucristo y el pan eucarístico. 

Sabemos que el pan más importante es Jesucristo. Sin Él no podemos vivir de ninguna manera: «Separados de mí no podéis hacer nada». Pero Él mismo quiso dar de comer al hambriento y, además, hizo de ello un imperativo evangélico fundamental. Seguramente pensaba que era una buena manera de revelar y verificar el amor de Dios que salva. Pero también quiso hacerse accesible a nosotros en forma de pan, para que, quienes aún caminamos en la historia, permanezcamos en ese amor y alcancemos así la vida.

Quería ante todo enseñarnos que hemos de buscarle y vivir de Él; quiso demostrar su amor dando de comer al hambriento, ofreciéndose asiduamente en la Eucaristía: «El que coma este pan vivirá para siempre». San Agustín comentaba este Evangelio con frases atrevidas y plásticas: «Cuando se come a Cristo, se come la vida (…). Si, pues, os separáis hasta el punto de no tomar el Cuerpo ni la Sangre del Señor, es de temer que muráis».






domingo, 19 de junio de 2011

TANTO AMÓ DIOS AL MUNDO QUE DIO A SU HIJO ÚNICO



Santo Evangelio: Juan 3,16-18 


En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios».


Reflexión


Hoy nos viene bien volver a escuchar que «tanto amó Dios al mundo…» porque, en la fiesta de la Santísima Trinidad, Dios es adorado y amado y servido, porque Dios es el Amor. En Él hay unas relaciones que son de Amor, y todo lo que hace, activamente, lo hace por Amor. Dios ama. Nos ama. Esta gran verdad es de aquellas que nos transforman, que nos hacen mejores.

Se habla tanto del amor, que quizá pierde su originalidad. Amor es lo que Dios nos tiene. ¡Ama y serás feliz! Porque amor es dar la vida por aquellos que amamos. Amor es gratuidad y sencillez. Amor es vaciarse de uno mismo, para esperarlo todo de Dios. Amor es acudir con diligencia al servicio del otro que nos necesita. Amor es perder para recobrarlo al ciento por uno. Amor es vivir sin pasar cuentas de lo que uno va haciendo. Amor es lo que hace que nos parezcamos a Dios. Amor —y sólo el amor— es la ¡eternidad ya en medio de nosotros!

Vivamos la Eucaristía que es el sacramento del Amor, ya que nos regala el Amor de Dios hecho carne. Nos hace participar del fuego que quema en el Corazón de Jesús, y nos perdona y rehace, para que podamos amar con el Amor mismo con que somos amados.






sábado, 18 de junio de 2011

NO SE PUEDE SERVIR A DOS SEÑORES


 Santo Evangelio: Mateo 6, 24-34
«Nadie puede servir a dos señores, porque o tendrá aversión al uno y amor al otro, o prestará su adhesión al primero y menospreciará al segundo: no podéis servir a Dios y a las riquezas.
Por eso os digo: No os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿Acaso no vale la vida más que el alimento y el cuerpo que el vestido? Fijaos en las aves del Cielo, que no siembran, ni siegan, ni almacenan en graneros, y vuestro Padre Celestial las alimenta. ¿Es que no valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Quién de vosotros por mucho que cavile puede añadir un solo codo a su edad? Y acerca del vestir, ¿por qué preocuparos? Contemplad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan ni hilan, y yo os digo que ni Salomón en toda su gloria pudo vestirse como uno de ellos. Si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios la viste así, ¡cuánto más a vosotros, hombres de poca fe! No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿ Qué vamos a come,; qué vamos a bebe,; con qué nos vamos a vestir? Por todas esas cosas se afanan los paganos. Bien sabe vuestro Padre Celestial que de todo eso estáis necesitados.
Buscad, pues, primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os preocupéis por el mañana, porque el mañana traerá su propia preocupación. A cada día le basta su contrariedad.» 




viernes, 17 de junio de 2011

UN DÍA UN CONSEJO

"Jesús sea para ti, siempre y en todo, escolta, 
  apoyo y vida".         (Padre Pío)

DONDE ESTÁ TU TESORO, ESTÁ TU CORAZÓN


Santo Evangelio (Mt 6,19-23)
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. »La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso; pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!».

Reflexión
Cuando la intención es recta, lúcida, encaminada a Dios, todas nuestras acciones son brillantes, resplandecientes; pero cuando la intención no es recta, ¡que grande es la oscuridad!
Nuestra intención puede ser poco recta por malicia, por maldad, pero más frecuentemente lo es por falta de sensatez. Vivimos como si hubiésemos venido al mundo para amontonar riquezas y no tenemos en la cabeza ningún otro pensamiento. Ganar dinero, comprar, disponer, tener. Queremos despertar la admiración de los otros o tal vez la envidia. Nos engañamos, sufrimos, nos cargamos de preocupaciones y de disgustos y no encontramos la felicidad que deseamos. Jesús nos hace otra propuesta: «Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben». El cielo es el granero de las buenas acciones, esto sí que es un tesoro para siempre.

Seamos sinceros con nosotros mismos, ¿en qué empleamos nuestros esfuerzos, cuáles son nuestros afanes? Ciertamente, es propio del buen cristiano estudiar y trabajar honradamente para abrirse paso en el mundo, para sacar adelante la familia, asegurar el futuro de los suyos y la tranquilidad de la vejez, trabajar también por el deseo de ayudar a los otros... Sí, todo esto es propio de un buen cristiano. Pero si aquello que tú buscas es tener más y más, poniendo el corazón en estas riquezas, olvidándote de las buenas acciones, olvidándote de que en este mundo estamos de paso, que nuestra vida es una sombra que pasa, ¿no es cierto que —entonces— tenemos el ojo oscurecido? Y si el sentido común se enturbia, «¡qué oscuridad habrá!».


miércoles, 15 de junio de 2011

UN DÍA UN CONSEJO

"¿Sabéis cuántos desprecios y sacrilegios se cometen 
    contra la Eucaristía? A nosotros nos corresponde
    defender el honor de este mansísimo Cordero".
                                (Padre Pío)

NO SEAMOS HIPÓCRITAS



Santo Evangelio (Mt 6,1-6.16-18) 



martes, 14 de junio de 2011

UN DÍA UN CONSEJO

"En estos tiempos tan tristes de fe muerta, en los que 
  triunfa la impiedad, el medio más seguro para 
  mantenernos libres del mal que nos rodea, es el de
  fortalecerse con el alimento eucarístico".
                               (Padre Pío)
  

EL PROFETA ELISEO


Eliseo significa: "Dios es mi salvación"

La historia del profeta Eliseo está narrada en la S. Biblia, en el primer libro de los Reyes.

Estaba arando en un campo, cuando de pronto se le acercó el profeta Elías y echándole su manto sobre los hombres, lo invitó a seguirlo y a dedicarse a extender la religión. Eliseo aceptó, pero le pidió permiso para ir antes a despedirse de su familia. Luego volvió y mató sus dos bueyes y repartió esas carnes entre los demás compañeros de trabajo, y quemó sus utensilios de arar, y así, libre de todo impedimento, se fue con Elías.

Cuando Elías iba a ser llevado al cielo, le dijo a Eliseo: "Quédate por aquí que yo me voy al Jordán". Eliseo le respondió "¡Padre, yo te seguiré a donde vayas!", y se fue con él.

Cuando iban llegando al río Jordán les salió al encuentro un grupo de jóvenes que se preparaban para ejercer el profetismo, y Eliseo les aconsejó que se quedaran allí en una altura observando lo que iba a suceder.

Al llegar al Jordán, Elías tocó con su manto las aguas y estas se dividieron y así los dos profetas pasaron a pie, por el terreno seco.

Pasando el Jordán, Eliseo le pidió a Elías un favor muy especial: "Padre, te pido que cuando tú te vayas, me pase a mí una buena parte de tu espíritu, de tus poderes". Elías dijo: "Si me logras ver, cuando sea elevado se te concederá esto que has pedido".

Luego llegó un carro de fuego y se llevó a Elías, y mientras este subía por los aires, Eliseo lo veía y le gritaba: "Padre mío, padre mío". A Elías se le cayo el manto y Eliseo lo recogió.

Para comprobar que Dios sí le había pasado a él los poderes que le había dado a Elías, tocó Eliseo con el manto las aguas del Jordán, y éstas se abrieron y le dieron paso. Los 50 jóvenes que se preparaban para el profetismo vieron este milagro y en adelante le tuvieron gran respeto y lo consideraron como sucesor del Profeta Elías.

La gente de Jericó le dijo: "Profeta, nuestra cuidad está bien situada, pero las aguas no sirven para tomar". Eliseo echó su bendición a aquellas aguas y desde entonces se volvieron potables, muy buenas para tomar. Los hombres de Dios son muy valiosos para la sociedad.

Yendo Eliseo hacia la ciudad de Betel salió un grupo de muchachos maleducados que empezaron a burlarse del profeta diciendo: "¡Sube calvo! ¡Sube calvo!". Eliseo les echó una maldición y salieron dos osos que mataron a 42 de esos atrevidos. Dios quería demostrar que se disgusta cuando se falta al respeto a sus enviados.
Una pobre viuda le contó Eliseo que se había quedado en la ruina y que sus acreedores la iban a enjuiciar por las deudas que les tenía y que no tenía sino una botella con aceite. El profeta le aconsejó que fuera donde las vecinas y les pidiera vasijas prestadas y que empezara a llenarlas con el aceite que tenía en la botella. Ella pidió muchas vasijas prestadas y con la botella de aceite las fue llenando todas. Cuando ya estuvo llena la última vasija, la botella dejó de producir aceite. Con la venta de todo aquello, pudo la viuda pagar todas sus deudas. ¡Milagros de Dios!

Una mujer de Sunam le daba siempre hospedaje gratuito a Eliseo cuando pasaba por allí misionando. El profeta para agradecerle sus favores, obtuvo de Dios que le concediera un hijo en su matrimonio, pues ese hogar no había tenido hijos. Pero un día el niño estaba trabajando en el campo con su padre y exclamó: - Papá, ¡me duele la cabeza1", y se murió. La sunamita se fue corriendo donde el profeta Eliseo que estaba a bastantes horas de camino y le suplicó que corriera a darle una bendición a su hijo. Llegó Eliseo, y después de suplicar mucho a Dios, obtuvo la resurrección del niño. Un hecho prodigioso, que comprueba lo muy poderosas que son ante el Señor las súplicas de sus amigos que se dedican a propagar su santa religión.

Tenía Eliseo cien discípulos para darles de comer y solamente tenía veinte panes. Bendijo los panes y con ellos le alcanzó para alimentar a cien hambrientos discípulos y le sobró pan (Más tarde Jesús con cinco panes dará de comer a cinco mil hombres y la sobrarán 12 canastados de pan).

El rey de Siria tenía un general muy estimado, llamado Naaman. Pero este militar se volvió leproso. Una muchacha israelita les contó que en Israel había un profeta que hacía muchos milagros. El rey le envió a Naaman a que lo curara. Eliseo le mandó que se bañara siete veces en el río Jordán. A la séptima vez, se le fue completamente la lepra.

Naaman quiso darle un gran regalo a Eliseo, pero este no aceptó. Y sucedió que cuando Naaman ya iba lejos, el secretario de Eliseo, llamado Guezi corrió a decirle con mentira que el profeta le mandaba pedir un regalo. Naaman se lo envió pero a Guezi, por este robo y este engaño, se le prendió lo que antes tenía el general, la lepra.

Eliseo le anunciaba al rey de Israel todas las trampas que los enemigos del país le iban a poner y así lo libraba de muchas derrotas. Luego, cuando el anciano profeta estaba muy enfermo mandó llamar al rey y le dijo: "Lance bastantes flechas por esta ventana!". El rey lanzó únicamente tres flechas, y entonces el profeta le dijo: "Por no haber lanzado sino tres flechas, no lograrás derrotar a los enemigos del país sino ¡tres veces!, y así sucedió.

Luego mandó a uno de sus secretarios a anunciarle al general Jehú que iba a ser rey y esto se cumplió también.

A Eliseo lo enterraron en una cueva, y bastante tiempo después unos hombres iban a enterrar a un muerto, pero al ver venir un grupo de guerrilleros, dejaron el muerto sobre la tumba de Eliseo y salieron corriendo, y el muerto al tocar la tumba del santo profeta, resucitó.

lunes, 13 de junio de 2011

SAN ANTONIO DE PADUA



Los padres de San Antonio eran muy ricos y querían ver a su hijo como distinguido hombre de sociedad. Él, en cambio, quería ser pobre por amor de Cristo y por eso se hizo franciscano.
Antonio era un gran predicador. Lo mandaron como misionero por numerosas ciudades por Italia y Francia. Convirtió a muchos pecadores sobre todo con su buen ejemplo. Cuentan que mientras oraba en su habitación se le apareció Jesús, le puso las manitas al cuello y lo besó. Antonio recibió esta gracia extraordinaria por que mantuvo su alma limpia incluso del mas mínimo pecado y amaba mucho a Jesús.
Cuando Antonio enfermó se retiró a un monasterio en las afueras de Padua, donde murió a la edad de 36 años, el 13 de Junio de 1231.
Treinta y dos años después sus restos fueron trasladados a Padua. La lengua se conservaba íntegra, sin haberse corrompido mientras que el cuerpo estaba aniquilado.
Sucedieron muchos milagros después de su muerte. Aun hoy día le llaman el Santo "de los milagros". Su fiesta se celebra el 13 de junio.


El entusiasmo popular ha hecho que San Antonio, más que otros, sea universalmente reconocido por los fieles de todo el mundo. "Santo Universal" le llaman. Durante los siete siglos ya transcurridos desde su muerte, millones de personas se han sentido atraídas a este gran "Franciscano Milagroso".
Fue otro franciscano, San Buenaventura, quien dijo: "Acude con confianza a Antonio, que hace milagros, y el té conseguirá lo que buscas."

Oremos:
¡Oh admirable y esclarecido protector mío, San Antonio de Padua! Siempre he tenido grandísima confianza en que me habéis de ayudar en todas mis necesidades, rogando por mi al Señor a quien servisteis, a la Virgen Santísima a quien amasteis y al divino Niño Jesús que tantos favores os hizo. Rogadles por mi, para que por vuestra poderosa intercesión me concedan lo que pido.

¡Oh Glorioso San Antonio! Pues las cosas perdidas son halladas por vuestra mediación y obráis tantos prodigios con vuestros devotos; yo os ruego y suplico me alcancéis de la Divina Majestad el recobrar la gracia que he perdido por mis pecados, y el favor que ahora deseo y pido, siendo para Gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.

Novena



domingo, 12 de junio de 2011

UN DÍA UN CONSEJO

"Cada santa misa escuchada con atención y devoción
  produce en nuestra alma efectos maravillosos, 
  abundantes gracias espirituales y materiales".
                               (Padre Pío)

PENTECOSTÉS


Santo Evangelio (Jn 20,19-23)
Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío». Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Reflexión
Hoy, en el día de Pentecostés se realiza el cumplimiento de la promesa que Cristo había hecho a los Apóstoles. En la tarde del día de Pascua sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo» . La venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés renueva y lleva a plenitud ese don de un modo solemne y con manifestaciones externas. Así culmina el misterio pascual.

El Espíritu que Jesús comunica, crea en el discípulo una nueva condición humana y produce unidad. Cuando el orgullo del hombre le lleva a desafiar a Dios construyendo la torre de Babel, Dios confunde sus lenguas y no pueden entenderse. En Pentecostés sucede lo contrario: por gracia del Espíritu Santo, los Apóstoles son entendidos por gentes de las más diversas procedencias y lenguas.

El Espíritu Santo es el Maestro interior que guía al discípulo hacia la verdad, que le mueve a obrar el bien, que lo consuela en el dolor, que lo transforma interiormente, dándole una fuerza, una capacidad nuevas.El primer día de Pentecostés de la era cristiana, los Apóstoles estaban reunidos en compañía de María, y estaban en oración. El recogimiento, la actitud orante es imprescindible para recibir el Espíritu. 

«De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno».Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y se pusieron a predicar valientemente. Aquellos hombres atemorizados habían sido transformados en valientes predicadores que no temían la cárcel, ni la tortura, ni el martirio. No es extraño; la fuerza del Espíritu estaba en ellos.


El Espíritu Santo, Tercera Persona de la Santísima Trinidad, es el alma de mi alma, la vida de mi vida, el ser de mi ser; es mi santificador, el huésped de mi interior más profundo. Para llegar a la madurez en la vida de fe es preciso que la relación con Él sea cada vez más consciente, más personal. En esta celebración de Pentecostés abramos las puertas de nuestro interior de par en par.



viernes, 10 de junio de 2011

UN DÍA UN CONSEJO

"Jesús mío, mi dulzura, mi amor, amor que me sostiene".
                                     (Padre Pío)

ORACIÓN DE UNA CATEQUISTA


Me dan miedo,
así de sencillo, Señor.
Me dan miedo los miembros del grupo
porque los veo en “otro mundo”
distinto de mi mundo,
distinto de tu mundo.
Tu Evangelio,
tus valores,
tus propuestas de seguimiento…
¡¡ todo es contracorriente!!
Lo tuyo nos saca de nuestro mundo
de nuestros gustos,
de lo que está de moda,
de lo que se lleva,
de lo que la mayoría hace…
Lo tuyo, Señor, es una propuesta contracorriente
y por eso cuesta,
no se entiende,
y se rechaza.
Me da miedo Señor,
hablar de ti
porque lo tuyo cambia la vida
y eso es “muy difícil”
y no se acepta bien.
Me da miedo, Señor,
el fracaso,
el silencio,
el que se rían de mí.
Me da miedo.

jueves, 9 de junio de 2011

UN DÍA UN CONSEJO

"Recordemos que el Corazón de Jesús nos ha llamado
  no sólo para nuestra santificación, sino también para
  la santificación de otras almas. El quiere ser ayudado
  en la salvación de las almas".     (Padre Pío)

SER PROFETA EN EL SIGLO XXI


Ser profeta siginifica prestar a Dios nuestros sentidos para que El se manifieste al mundo que nos rodea. La idea generalizada de profeta correspondía a la de aquel que podía predecir el futuro. Si leemos las Escrituras vemos que los profetas cuyas vidas se relatan entre ellas, y que deben ser nuestros ejemplos, una que otra vez hicieron eso. Pero su misión principal fue transmitir al Pueblo lo que el Señor quería comunicarles y orientarlo en su cumplimiento.
Ser profeta en una sociedad como la de hoy, no es fácil. Nunca ha sido fácil llevar a cabo las tareas de importancia. Fue difícil para los primeros evangelizadores de América sembrar en nuestro continente la semilla del Evangelio que tantos frutos ha dado. Igual que no fue fácil realizar la misión que el Señor encomendó a San Francisco de Asís, a Iñigo de Loyola, a Teresa de Calcuta o a Juan Pablo II. Todos tuvieron que navegar contra viento y marea en un mundo difícil, pero a pesar de eso, llevaron a cabo su cometido de manera ejemplar.
La sociedad de hoy necesita un cambio urgente. No el cambio que da una revolución violenta que trastorna la vida de un pueblo y que generalmente desemboca en situaciones peores que las existentes. El cambio debe ser un cambio de corazón al cual debe llevar una mentalidad nueva. Proclamar la Buena Nueva con ardor y fuerzas renovadas debe ser la meta de los profetas del Siglo XXI. Anunciarla con la palabra y con la vida, que a veces va a ser doloroso, agotador e ingrato, porque a menudo uno no ve los frutos. Más a nosotros sólo nos toca sembrar, al Señor, cosechar.

martes, 7 de junio de 2011

UN DÍA UN CONSEJO

"No ceso de implorar a Jesús sus bendiciones para 
  vosotros y de pedir al Señor que os transforme 
  enteramente en él.  ¡Hijos míos!, ¡qué bello es su rostro, 
  qué dulces sus ojos, y qué bueno es estar junto a él".
                               (Padre Pío)

ABRID LAS PUERTAS A CRISTO


«¡No tengáis miedo! ¡Abrid, y aún de par en par, las puertas a Cristo!», con estas palabras, el Papa Juan Pablo II, dio inicio a su Pontificado. Esta frase que ha pasado a la historia, sigue siendo actual, pues tenemos miedo de buscar a Dios, de 
hecho, pareciera que no lo necesitamos, o que nos preocupara el  famoso “qué dirán”.
Abramos las puertas a Cristo, pues jamás nos quitará la felicidad, al contrario, nos ayudará a vivir intensamente. Se puede ser de Jesús y, al mismo tiempo, ser un buen profesional, participar en los eventos sociales, disfrutar de las vacaciones, 
divertirse sanamente, tener aspiraciones etc., pues no hace falta llevar una vida fuera extraordinaria, para poder amar a Cristo. 
Cuando una persona-como lo pedía el Papa Juan Pablo II-abre sus puertas a Cristo, se deja enamorar por Él y, entonces, empieza una nueva vida en la que la esperanza, el amor, la alegría y la fe, se vuelven una constante. No desaparecen las pruebas, pues son parte de la aventura de vivir, sin embargo, con la ayuda de Dios es posible superarlas.


domingo, 5 de junio de 2011

UN DÍA UN CONSEJO

"El corazón de Jesús sea el centro de todas vuestras
  inspiraciones".   (Padre Pío)

LA ASCENSIÓN DE JESÚS A LOS CIELOS



Santo Evangelio: Mateo 28,16-20 

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
- Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.




jueves, 2 de junio de 2011

VUESTRA TRISTEZA SE CONVERTIRÁ EN GOZO



Santo Evangelio : Juan 16,16-20
En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver». Entonces algunos de sus discípulos comentaron entre sí: «¿Qué es eso que nos dice: ‘Dentro de poco ya no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver’ y ‘Me voy al Padre’?». Y decían: «¿Qué es ese ‘poco’? No sabemos lo que quiere decir». Se dio cuenta Jesús de que querían preguntarle y les dijo: «¿Andáis preguntándoos acerca de lo que he dicho: ‘Dentro de poco no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver?’. En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo»

miércoles, 1 de junio de 2011

UN DÍA UN CONSEJO

"Abandónate con paz en los brazos del Padre del cielo
  como un niño en los brazos de su madre".
                                       (Padre Pío)

NO TENGÁIS MIEDO


No tengáis miedo.
Si sois hombres tentados por el miedo,
si lo nuevo os aterra,
si os habéis acostumbrados a la rutina,
si no sabéis por donde vais,
si os espanto todavía la cruz...
¡No tengáis miedo!
¡Está vivo y camina, como Señor,
delante de vosotros!

Si vuestros ojos se llenan de sueños,
si no veis nada detrás de los cosas,
si la realidad sólo es lo que veis,
si buscáis y sólo encontráis la frialdad de¡ silencio,
si clamáis y Dios no os responde al instante...
¡No tengáis miedo!
¡Está vivo y camina, como Señor,
delante de vosotros!

Si el cansancio os abruma,
si la palabra no os dice nada,
si las palabras os faltan,
si no encontráis las razones
para vivir tantos veces buscados,
si habéis perdido la ilusión,
si ya todo es noche sin chispo de luz...
¡No tengáis miedo!
¡Está vivo y camina, como Señor,
delante de vosotros!

Si sentís el corazón triste,
si ya no veis los flores,
si sólo escucháis cantos de derrota,
si ya no queda lágrimas en vuestro lagrimal,
si tenéis ya la ventana abierta para arrojar todo,
si ya no hay esperanza para vuestra desesperanza...
¡No tengáis miedo!
¡Está vivo y camina, como Señor,
delante de vosotros!