sábado, 23 de diciembre de 2023

PADRE PÍO Y LA NAVIDAD


«En su hogar en Pietrelcina, preparaba el Belén él mismo. A menudo empezaba a trabajar en él ya en octubre. Mientras sacaba a pastar el rebaño familiar con unos amigos, buscaba arcilla para moldear las estatuillas de los pastores, las ovejas y los Reyes Magos. Ponía un cuidado especial en la creación del niño Jesús, al que reconstruía una y otra vez incesantemente hasta que sentía que le había quedado perfecto.

Esta devoción le acompañó durante toda su vida. En una carta a su hija espiritual, escribió: «Al comenzar la santa novena en honor del santo Niño Jesús, mi espíritu se ha sentido como renacer a una vida nueva; el corazón se siente demasiado pequeño para contener los bienes del cielo».

La misa de Medianoche en concreto era una celebración llena de dicha para el Padre Pío, quien la celebraba todos los años dedicando muchas horas para oficiar cuidadosamente la Santa Misa. Su alma se elevaba hacia Dios con enorme alegría, una felicidad que era fácilmente visible para los demás. Además, los testigos han relatado que pudieron ver al Padre Pío sosteniendo en brazos al Bebé Jesús. Y no era una estatua de porcelana, sino el mismísimo Niño Jesús en una visión milagrosa.

Niño resplandeciente

Renzo Allegri cuenta la siguiente historia:

Estábamos recitando el rosario mientras esperábamos la misa. El Padre Pío estaba rezando con nosotros. De repente, en un aura de luz, vi al Niño Jesús aparecer en sus brazos. El Padre Pío se transfiguró, con los ojos contemplando al niño resplandeciente en sus brazos, su rostro transformado por una sonrisa de asombro. Cuando la visión desapareció, el Padre Pío se dio cuenta, por la forma en que lo miraba, de que yo lo había visto todo. Sin embargo, se acercó a mí y me dijo que no se lo mencionara a nadie.

El padre Raffaele da Sant’Elia, que vivió junto al Padre Pío durante muchos años, contó una historia similar:

Me había levantado para ir a la iglesia a la Misa de Medianoche en el año de 1924. El pasillo era enorme y oscuro, y la única iluminación era la llama de una pequeña lámpara de aceite. A través de las sombras pude ver que el Padre Pío también iba camino de la iglesia. Había salido su habitación y caminaba lentamente a lo largo del corredor. Me di cuenta de que estaba envuelto en una banda de luz. Busqué una mejor vista y vi que tenía al Niño Jesús en sus brazos. Y yo me quedé allí, absorto, en la puerta de mi habitación, y caí de rodillas. Padre Pío pasó por mi lado, todo refulgente. Ni siquiera se percató de que yo estaba allí.

Estos sucesos sobrenaturales destacan el profundo y comprometido amor del Padre Pío hacia Dios. Su amor ahondaba más gracias a su sencillez y humildad, con un corazón abierto de par en par a recibir cualquier gracia celestial que Dios tuviera prevista para él.

Que nosotros abramos también nuestros corazones para recibir al Niño Jesús en Navidad y permitamos que el insondable amor de Dios nos inunde de alegría cristiana.

800 años del primer pesebre


 En el 2023 se conmemoran los 800 años del primer pesebre que realizó San Francisco de Asís para la noche buena del año 1223 en una cueva cercana a la ermita de Greccio.

Un día, durante sus peregrinaciones por los pueblos, se sorprendió al descubrir un lugar tan parecido a Belén: era Greccio, un pequeño pueblo encaramado en la montaña a 750 metros de altura, en las faldas del Monte Lacerone (actualmente en la provincia de Rieti, en la frontera con Umbría). Un lugar encantado, rodeado de bosques llenos de helechos y robles; Francisco identificó una cueva, similar a la de Tierra Santa, entonces decidió recordar la Natividad allí.

Recreó la escena del nacimiento de Cristo con una ceremonia bastante especial, misma que incluía la Santa Misa y que celebró en el interior de la cueva, invitando a sus hermanos y a la gente del pueblo.

Se instaló un pesebre vacío (el comedero de animales de granja que servía como la cuna de Jesús) dentro de la cueva e, incluso, un buey vivo y un burro junto al pesebre, tal como se creía que había sucedido esa primera noche de Navidad. A través de estas ayudas visuales, él quería que todos observaran más profundamente en su comprensión de cómo Cristo vino al mundo en tal pobreza y simplicidad. Esta, era una perspectiva típica del carisma único de San Francisco de la espiritualidad simple y centrada en la pobreza.

San Francisco, que estaba dedicado radicalmente a la virtud de la pobreza evangélica, se inspiró para recrear la escena original de la natividad para vencer la avaricia desenfrenada y el materialismo prevaleciente que se vivía en ese momento en Italia. Hoy día no es diferente. 

UN DÍA UN CONSEJO

 


"Mi buena hija, ¿ quién no ve en el querido y pequeño Niño de Belén, a cuya venida nos estamos preparando, quién no ve, digo, que su amor por las almas no tiene parangón? Él viene a morir para salvar, y es tan humilde, tan dulce, tan amable". (Padre Pío)

4º Domingo de Adviento ciclo B

 Evangelio según San Lucas 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?» El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.» María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y la dejó el ángel.

                                                                                                        Palabra de Dios


                      


jueves, 21 de diciembre de 2023

¡FELIZ Y SANTA NAVIDAD!

3º DOMINGO DE ADVIENTO CICLO B

     Lectura del santo Evangelio según San Juan 1, 6-8. 19-28.

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
Y este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran: «¿Tú quién eres?».
Él confesó y no negó; confesó: «Yo no soy el Mesías». Le preguntaron: «¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?». dijo: «No lo soy». «¿Eres tú el Profeta?».
Respondió: «No». Y le dijeron:
«¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?». Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías».
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?».
Juan les respondió:
«Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia».
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

                                                                                                      Palabra del Señor      
                          
                    

UN DÍA UN CONSEJO