viernes, 10 de diciembre de 2010

HEMOS TOCADO LA FLAUTA

"Hemos tocado la flauta y no habéis bailado, hemos cantado lamentaciones y no habéis llorado". (Mt 11,17)
Ocurre que Dios, lleno de pasión por el hombre, no es capaz de arrancar alegría ni pena de nuestros corazones.
En Belén se puede reir y llorar, se puede estar apenado por la miseria de tantos hermanos o por los pecados que nos apartan de Dios y saltar de alegría por el remedio que el mismo Señor quiere poner. Lo que no se puede en Belén es estar indiferente.
¿Cómo es que nuestro corazón aspira a ver a Dios, a quien toda la tierra no puede contener? Y sin embargo esta consideración no satisface al que ama. Y el amor encontrará respuesta; en la noche será capaz de ver a Dios...
No debemos dormir la noche santa. Esto canta un antiguo villancico.
Todo menos dormir la modorra del alma, menos pasar indiferentes ante el misterio de Dios.
Recorrer el camino de Adviento significa prepararse para poder cantar, riendo o llorando, la Navidad.
Paz y bien hermanos.

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