jueves, 9 de diciembre de 2010

HACERSE PEQUEÑO


Recuerdo un libro en que aparecía un personaje a quien ocurría algo muy curioso: contradecía las leyes de la prespectiva. Cuando este hombre estaba lejos, se le veía como un gigante, e infundía temor por su tamaño.Pero luego,al acercarse, iba disminuyendo hasta que lo teníamos enfrente, y entonces nos dábamos cuenta de que era hombre inofensivo, de nuestra propia estatura.
¿Qué quiere decir hacerse pequeño? Es en primer lugar una invitación a la sencillez y a la sinceridad. Vamos por la vida aparentando alturas, como hombres sobre zancos."No temas, gusanillo de Israel, oruga de Jacob", nos dice el profeta (Is 41,14).
Nos invita así a despojarnos de tanta prenda inútil, de boato y vanidad.
El amor tiende a hacerse pequeño, a dejar sitio a la persona amada. "La caridad no se incha, no se jacta" (1 Co 13,4). El Adviento es el camino de Dios hacia el hombre, camino en que Dios se va haciendo pequeño hasta llegar a la mínima expresión del recién nacido de Belén. "Inclina tu cielo y desciende".
A Dios le gusta descender de su altura, siendo como es, Altísimo.
Le atrae lo pequeño. "Los necesitados y los pobres buscan agua y no la encuentran; su lengua está reseca por la sed. Pero yo, los atenderé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré. Haré que broten rios en las colinas secas..." (Is 41,17-18).
Pidamos al Señor que nos conceda el deseo de hacernos pequeños.
"Que cada uno considere a los demás mayores que sí mismos" es regla de toda vida cristiana. Si la viviéramos se daría el milagro.
Como nadie se asusta de los pequeños, hasta los más pobres hallarían un lugar para cobijarse, Jesús tendría posada en Belén.

Paz y bien hermanos.

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