miércoles, 6 de octubre de 2010

ROMA


Francisco les expuso su proyecto de escribir una regla de vida, y de solicitar al Papa su aprobación . En aquellos años el Papa había aprobado la regla o "propósito" de vida de algunos grupos de vida apostólica y evangélica semejante a la de ellos y, sin dicha aprobación, corrían el riesgo de ser considerados herejes. La Regla primitiva era muy breve, formada por algunos textos evangélicos y unas pocas normas esenciales, como el modo de ser recibidos en la Orden y la forma del hábito, la vida de oración, el trabajo manual y cómo debían ir los hermanos por el mundo.


Francisco y los suyos se pusieron en camino, a las órdenes de Bernardo de Quintavalle. A mitad de camino, en Rieti, se les unió el caballero Ángel Tancredi, alcanzando así el número apostólico de doce. En Roma los encontró el obispo Guido I de Asís, que ignoraba sus proyectos. Con su recomendación, el cardenal Juan de San Pablo examinó sus intenciones y decidió presentar a Francisco a Inocencio III.
 

La primera entrevista fue un desastre, pero el papa, esa misma noche soñó que un fraile muy pobre sostenía la Basílica de Letrán con sus hombros. Entonces mandó buscar a Francisco y, aunque le puso muchas objeciones, después de oírle contar una parábola acerca del cuidado providencial de Dios sobre los hermanos, se convenció de que era un hombre de Dios y les aprobó la Regla provisionalmente, con permiso para predicar. Según una antiquísima tradición, la aprobación tuvo lugar el 23 de abril de 1209.

Hay ocasiones algunas de nuestras actitudes y acciones de fe, no son comprendidas y son hasta criticadas. Esto crea confusión y hasta división, no solo con los otros sino con uno mismo.
En estos casos y ante que la duda nos cala esencialmente nosotros , en estas circunstancias, hay que remitirse a la Iglesia como hizo Francisco.
Paz y bien hermanos.




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