jueves, 27 de enero de 2011

EVANGELIZAR: DON Y TAREA

Lectura del santo evangelio según san Marcos (4,21-25)

En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre: «¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.»

Reflexión
El don se convierte en tarea; los discípulos de Jesús hemos sido iluminados y no podemos guardarnos para nosotros lo recibido. La luz no se destina a quedar escondida debajo de un cubo o de una cama; se la coloca en un lugar elevado, desde donde ilumine. Quienes hemos tenido la suerte de vislumbrar por dónde va el proyecto del Padre, no podemos ya permanecer callados: lo nuestro es ser pregoneros.

Esta llamada causa respeto en la actualidad. Conocemos el ridículo a que con frecuencia se somete al creyente en la secularizada Europa, y los medios de comunicación nos tienen al tanto de la persecución de cristianos en Iraq, Egipto y tantos otros lugares. Pero esto no es nuevo. El evangelio de Marcos muy probablemente se escribió para una comunidad que también era perseguida y rechazada; y ni siquiera en esa situación se le permitió adoptar la táctica del silencio o del disimulo, sino que se sintió llamada a proclamar la propia fe en medio de riesgos… Eso sí, el evangelista habla constantemente de un Jesús que, a través de la ignominia, camina hacia la gloria.
A esta exhortación al testimonio valiente se añaden un par de refranes. Quizá nunca lleguemos a saber en qué contexto o situación precisa los pronunció Jesús, pero en la redacción evangélica adquieren ciertamente un significado claro: Dios responderá con creces a lo que nosotros hagamos por su causa de Dios, con una medida remecida, rebosante. Pero quien no se preocupe por regalar a otros la luz que a él le fue dada (el conocimiento del misterio del Reino) acabará privado él mismo de ese gran tesoro: “lo que tiene se le quitará”.
Paz y bien hermanos.




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