domingo, 9 de enero de 2011

DADLES VOSOTROS DE COMER


Santo Evangelio según San Marcos (6,34-44):

En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle: «Estamos en despoblado, y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer.»
Él les replicó: «Dadles vosotros de comer.»
Ellos le preguntaron: «¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?»
Él les dijo: «¿Cuántos panes tenéis? Id a ver.»
Cuando lo averiguaron le dijeron: «Cinco, y dos peces.»
Él les mandó que hicieran recostarse a la gente sobre la hierba en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de ciento y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces. Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces. Los que comieron eran cinco mil hombres.

Reflexión
Aunque no solo de pan vive el hombre, Jesucristo se ocupa de los necesitados. Porque Dios es amor. Y no pasa de larga ante las necesidades. Nosotros, ¿qué? ¿Cómo reaccionamos ante las necesidades del prójimo? No las del prójimo de África o Australia, que también, sino ante el próximo que vemos en el metro, en el barrio, en la oficina o en la escuela. Primera pregunta para la reflexión.

Es que Dios necesita de nosotros para seguir actuando hoy. Necesitó del “sí” de María, para encarnarse. Necesitó del “si” de José, para cuidar de su familia. Necesitó de un Juan Bautista, para preparar el camino. Y necesita hoy de ti, para poder llevar a todos el mensaje de salvación de Cristo.
Aunque tengas poco, eso puede usarse para ayudar a los demás. Cinco panes y dos peces para cinco mil personas es “muy poquito”, pero con la ayuda de Dios, llegó para todos. Y sobró. Ese milagro se repite cada día, en la Eucaristía, cuando el mismo Jesús se da para que todos disfrutemos de Él.
Podíamos pedirle hoy que nos ayude a colocarnos en nuestro puesto. O sea, que dejemos a Dios hacer el papel principal, protagonista, y tratar de ser buenos actores secundarios. Sin los actores secundarios, la película está incompleta. Las grandes estrellas acumulan muchos minutos, pero los secundarios son imprescindibles. Hasta hay premios especiales para ellos. Sin ellos, la obra quedaría incompleta.
En la vida de Jesús hay muchos de esos personajes secundarios, como las mujeres que le acompañaban y le servían, los que le acogían cuando iba de camino, los que le daban algo para comer, los que le escuchaban un rato y luego se convertían en mensajeros de la Buena Nueva. Sentir que Dios es amor es suficiente para mover los corazones de muchas personas en todo el mundo. Con el salmista, podemos desear que todas las naciones se postren ante Dios, no por afán expansionista o proselitista, sino porque estamos convencidos que el mensaje de Cristo alegra, mejora a la persona y le ayuda a ser feliz.
Tienes tu papel en esta historia. Termina la primera semana del año. Si todavía no has pensado cómo quieres vivir este año, si no has hecho tu plan de vida para este 2011, hoy puede ser un buen día. Dios es amos, y se preocupa por las necesidades de la gente. ¿Cómo lo puedes adaptar a tu vida?
Paz y bien hermanos.



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