miércoles, 3 de noviembre de 2010

LA BALANZA.


Un día, un panadero de la ciudad y un agricultor de una aldea vecina hicieron un trato. Se cambiarían, todos los días, una libra de pan por una libra de mantequilla. Las cosas marcharon bien durante algún tiempo. Pero, un día, el panadero sospechó que la mantequilla no llegaba al peso convenido. Durante varios días pesó la mantequilla y alló que cada vez pesaba menos. Por último, hizo que arrestaran al agricultor por fraude.
En el juicio, el juez quedó sorprendido cuando el agricultor le dijo que tenía balanza pero que no usaba las pesas para pesar la mantequilla. El juez le preguntó cómo la pesaba.
El agricultor lo explicó de esta manera:
- Cuando el panadero comenzó a comprarme esta mantequilla, yo pensé que me pagaría con el mismo peso de pan, como habíamos convenido. Entonces yo he estado recibiendo una libra de pan que usaba para pesar mi mantequilla. Si el peso de la mantequilla no es cabal, ¡él es el único que tiene la culpa!

"La medida que uséis es la que usarán con vosotros."

  (Lucas 6,38)

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