jueves, 21 de abril de 2011

HE AQUÍ AL HOMBRE


¡Dulcísimo Jesús Nazareno,
 Dios y Redentor mío,
que llevando sobre tus hombros la cruz,
 caminas al Calvario para ser en ella clavado!
Yo pobre pecador,
soy la causa de tu Pasión dolorosísima.

Te alabo y te doy gracias,
 porque como manso cordero recibiste
sobre tus hombros el madero de tu suplicio,
para expiar en él mis pecados
y los del mundo entero.
 Perdóname, ¡oh buen Jesús!

 Reconozco mis culpas
y tu bondad inmensa
al borrarlas con tu preciosa Sangre.

Te amo sobre todas las cosas
 y prometo serte fiel hasta la muerte.
 Sosténme, oh buen Jesús, con tu gracia
y condúceme
 por el camino de tus mandamientos
a tu reino celestial.
 Así sea.



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