martes, 22 de marzo de 2011

NOCHE OSCURA


Yo me decía,
como en un nuevo salmo:
¿Cómo ver cuando ahora no hay más
que noche en mi vida?

¿Cómo seguir cantando
con la garganta quebrada
y el corazón roto?

¿Cómo andar
este tramo de desierto
que tengo por delante
si ya no tengo fuerzas?

¿Dónde encontrar abrigo
si el frío de este invierno
me congela el alma?

¿Cómo creer en la unidad
cuando ni siquiera nosotros
somos uno?

¿Para qué empujar la justicia
en las naciones
si aquí cada uno se dedica sólo
a su pequeño mundo propio?

¿Para qué seguir sembrando
si la primavera parece alejarse
cada día más?

Huiré, sí, a tierras lejanas
–me dije- y
allí te dejaré morir.

Ya tu Palabra
no será más mi Palabra.
Ya tu vida no será más mi vida.
Ya tus sueños no serán
más mis sueños.

Entonces escuché la voz
de mi Dios, oráculo del Señor:
¿No lo notas? Está brotando.
Algo nuevo está naciendo.

Podrán oscurecer todos
los cielos, pero no podrán
detener la llegada del sol…

Y el sol está a la vuelta
o quizás iluminando ya tu paso.
No es tiempo de huir,
¡no!, ni de abandonar.

Es tiempo de esperanza,
de volver al primer amor,
de confiar…
de abrazarse a la noche
porque ésta no durará siempre.

No temas.
Yo estaré contigo
hasta el final de tus días.

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