Tanto si os responde como si no,
seguid invocándolo sin cesar,
invocadlo bajo las bóvedas
de la oración continua.
Tanto si viene como si no,
confiad:
se acerca dada vez más a vosotros
en cuanto percibe un gesto amoroso
del corazón.
Tanto si os habla como si no,
no os canséis de implorarlo.
Aunque no os de
la respuesta que esperáis,
no dudéis de que,
de un modo u otro,
veladamente,
se dirigirá a vosotros.
En la oscuridad
de vuestras oraciones más profundas,
sabed que juega al escondite con vosotros.
Y en medio de la danza de la vida,
de la enfermedad y de la muerte,
si seguís invocándolo,
sin caer en la desconfianza
por su aparente silencio,
obtendréis su respuesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario