1. El Adviento no es un sentimiento, es una sacudida
Muchos usan estas semanas para ponerse "tiernos", pero no para ponerse en paz con Dios. Se emocionan con el pesebre, pero no mueven ni un dedo para cambiar su vida. Si tu Adviento se resume en "sentir cosas bonitas", te estás engañando. Este tiempo es una emergencia espiritual, no un festival de sentimientos.
2. La trampa de la Navidad edulcorada
¿De qué te sirve que Jesús nazca en Belén si no dejas que nazca en tu corazón y destruya tu mediocridad?
El que te dice "no cambies, ya eres bueno", no te ama.
El que te regala azúcar cuando necesitas medicina, te está engañando. La Gracia de este Adviento se está derramando para que cambies el chip, no para que te sientas cómodo en tu pecado de siempre.
3. No dejes que el azúcar te duerma
Sé que este mensaje no tendrá mil "likes", porque a la gente no le gusta que le despierten del sueño de la mediocridad. Pero si tú has llegado a leer hasta aquí, no dejes pasar este Adviento como uno más. Deja de buscar consuelos baratos y empieza a pedirle a Dios que te dé un "meneo" de los buenos. Es preferible un Adviento que te duela por la verdad, que una Navidad que te deje igual de vacío que el año pasado.
¿Vas a aprovechar estos últimos días o vas a seguir anestesiado con la Navidad de cartón?
"El tiempo de la preparación es corto, pero la eternidad es larga. No malgastes el Adviento en cosas que se apagan con las luces de la calle." — San Pío de Pietrelcina.
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Qué fácil es vivir una fe de caramelos y luces, pero qué difícil es cuando el Señor nos pide una entrega de verdad."
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