En la Iglesia no se elige bando, se elige a Cristo. Quien divide a la Iglesia entre "bandos" ya ha empezado a perderse. Siguiendo el ejemplo del Padre Pío, cuya santidad se forjó en la obediencia absoluta, debemos denunciar los dos errores que hoy amenazan la barca de Pedro:
1. El Tradicionalismo: La trampa de la nostalgia (Ruptura con el Presente)
Es un error grave confundir el amor a la Sagrada Tradición con la ideología tradicionalista.
- El veneno: El orgullo de creerse "más católico que el Papa". Usan el pasado como un arma para atacar al Vicario de Cristo hoy.
- La realidad: Quien desprecia el Magisterio actual en nombre de la "tradición", está matando la Tradición misma, que es un río vivo guiado por el Espíritu Santo. Si crees que el Espíritu Santo dejó de guiar a la Iglesia, tu fe está en peligro.
- Puntualización: La Tradición no es un museo de cenizas, sino la transmisión del fuego. Sin obediencia al Papa, no hay Tradición, hay soberbia.
2. El Progresismo: La traición del mundo (Ruptura con el Pasado)
Es igualmente peligroso querer "actualizar" a Dios para que no moleste a la sociedad moderna.
- El veneno: Intentar suavizar el Evangelio. Querer adaptar las palabras de Jesús sobre el pecado, la moral y la cruz para que el mundo nos aplauda.
- La realidad: Una Iglesia que se casa con el espíritu de este tiempo, se quedará viuda en el siguiente. No estamos aquí para que el mundo se sienta cómodo en su pecado, sino para llamar a la conversión.
- Puntualización: El Evangelio no es una plastilina que se moldea al gusto del consumidor. Las palabras de Jesús son Verdad Eterna: no se adaptan, se obedecen.
3. El Centro: La Roca de la Fidelidad (Estar con la Iglesia)
Estar en el centro no es tibieza; es la postura de los mártires. Es mantener la tensión de la Cruz:
- Fidelidad Total: Abrazamos los 2000 años de fe sin renunciar a la Iglesia de hoy. El Padre Pío no fue un rebelde; fue un hijo obediente que aceptó el silencio y el sacrificio antes que romper la unidad.
- La Verdad Completa: No aceptamos una fe "a la carta". Aceptamos la Tradición de los siglos Y el Magisterio de hoy. Esa es la verdadera fe católica.
"La Iglesia es como una barca: si todos se inclinan hacia un extremo, la barca se voltea. Yo me quedo en el centro, donde está el timón, porque ahí es donde Cristo guía a Pedro. No busco bandos, busco la Verdad completa."
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"Muchos dicen amar a la Iglesia, pero pocos aceptan la obediencia que eso conlleva. El Padre Pío nos enseñó que fuera de la barca y lejos del timón que guía Pedro, solo hay confusión. Ni tradicionalismos que juzgan, ni progresismos que diluyen el Evangelio: ¡Permanecer en el centro es nuestra mayor fortaleza!"
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