Se acerca el Adviento, tiempo de esperanza, de espera gozosa.
Si, claro, pero; ¿tú esperas a alguien, esperas algo en tu vida o ya no esperas nada?
Este planteamiento es de suma importancia, dada la situación de indiferencia religiosa en la que vivimos. Incluidos los que acuden a misa todos los domingos. Aquí todos tenemos nuestras responsabilidades. No se libra ni el apuntador.
El Adviento es un tiempo de oportunidades, de renovación de vida, de ser sinceros y coherentes con nosotros mismos, con nuestra vida y por lo tanto con nuestra fe.
Aclarar las ideas no estaría nada mal, hay mucha ignorancia al respecto, pero ; ¿y si nos damos una oportunidad de oro y renovamos nuestra experiencia de encuentro con el Señor?
Pero; ¿ de qué estás hablando? Vamos , que no sabemos por donde nos da el viento.
Pero... eso; ¿Cómo se hace? En la oración, sin oración estamos desconectados de la fuente de vida y alegría, estamos perdidos, secos; como sal sin sabor.
El Señor llama, Él viene, démosle una nueva oportunidad. Él iluminará tus tinieblas y cambiará la tristeza en alegría, en gozo. Un gozo que no te lo quitará nadie. Prepara este Adviento como si fuera el primero o el último de tu vida y propaga la noticia.
"LA BUENA NOTICIA! ¡YA LLEGA EL SEÑOR!
No hay comentarios:
Publicar un comentario