lunes, 20 de octubre de 2014

EL PADRE PÍO SIGUE CUMPLIENDO SU "MISIÓN GRANDÍSIMA"


¡Gracias!

El presente escrito está dedicado a dar las gracias a Dios y al Padre Pío por el inmenso don que hemos recibido.

En febrero del 2009; mi hijo Antonio sufrió fuertes dolores de cabeza. Los doctores diagnosticaron una sinusitis, pero el tratamiento no resultó. Una segunda opinión tampoco resolvió el problema y los dolores eran cada vez más agudos.
Angustiados buscamos la ayuda de un especialista, un otorrinolaringólogo.
El resultado fue idéntico, aunque; surgió algo inesperado…: un pólipo en el conducto nasal. La angustia y la desesperación hizo mella en toda la familia, al ver como mi hijo Antonio no podía resistir el dolor y su ojo derecho estaba prácticamente cerrado.

Tras un TAC y siete largos días de espera, Antonio ingresó de urgencias en el Hospital el miércoles 18 de febrero para tratamiento quirúrgico.

El viernes día 20 se personaron los doctores antes de la operación y nos rompieron el alma, mi hijo Antonio necesitaba quimioterapia, pues que tenía un tumor en la zona del pómulo izquierdo, el cual había fracturado el hueso de la órbita del ojo y le afectaba al mismo ojo. La angustia y el miedo se apoderaron de nosotros.

Nuestro hijo Antonio bajó a quirófano a las 19’45 horas de aquel fatídico día.
Mi esposa Amparo y yo nos dirigimos a la capilla del hospital con lágrimas en los ojos y el corazón deshecho. Allí rogamos a nuestra Mamá del Cielo y al Padre Pío que curase a nuestro hijo. Los dos, nos queríamos cambiar por él.
Tras dos interminables horas, Antonio entraba en la habitación aún aturdido por la anestesia; seguidamente llegaron los doctores para hablar con nosotros, pero… ¡algo había cambiado! Sus expresiones no eran las mismas. ¿Acaso el padre Pío escuchó nuestros ruegos?

El tumor había sido extirpado por laparoscopia, y era benigno. Se trataba de un Papiloma Invertido. Besé a la doctora y mi esposa y yo nos abrazamos dando gracias a Dios,  a la Virgen María y al Padre Pío porque nos habían escuchado.
Mi hijo Antonio está bien, su ojo se ha recuperado, no tiene dolores y la fractura producida por el tumor se está curando.

Damos gracias al Cielo y al Padre Pío. No tenemos ninguna duda del milagro que se obró en nuestro hijo por su intercesión.

Gracias también a la gran cadena de oraciones que como una sola voz rogaban por la curación de Antonio: las Clarisas de Valencia, al párroco de San Antonio de Padua, a  toda la familia, el Grupo de Oración del Padre Pio de Valencia, y los compañeros y compañeras de trabajo. ¡Gracias!.


† A. S.  28 de febrero de 2009   


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