Entre los años 1915-1917, durante la primera guerra mundial, sirvió como soldado en Benevento, Nápoles y Foggia, con prolongadas ausencias por motivos de salud. El 16 de julio de 1916 subió por primera vez a San Giovanni Rotondo. Regresó el 4 de septiembre, y en este convento, silencioso y solitario al principio y bullicioso y concurridísimo después, lo quiso el Señor durante los 52 últimos años de su vida, hasta el 23 de septiembre de 1968, y para siempre después de la muerte. El servicio militar, aportó al Padre Pio una experiencia muy particular, que de otra manera no la hubiera tenido. Trató con toda clase de personas y se dió cuenta de toda clase de miserias humanas; vistió el uniforme caqui, no como capellán o enfermero, sino como soldado raso.
El miedo a la guerra, solo lo puede sentir verdaderamente quien lo haya vivido. Mi padre la vivió y siempre repetía: "no hay nada peor que la guerra, muerte, desolación, hambre, miseria, esos son sus frutos. ¡No se vuelvan locos, la guerra es un error! ¡Por favor, la guerra "no", la guerra "no"! Dejen a la gente ganarse su pan de cada día y vivir en paz". Recuérdalo bien, no se te olvide.
Paz y bien hermanos.
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