LA VERDADERA FELICIDAD

La felicidad auténtica no se asienta ni en uno mismo, ni en otras personas, ni mucho menos en las cosas materiales (riquezas, poder, fama...) Simplemente porque todo eso está expuesto a la desaparición; es temporal y fragil, tanto como nuestra propia existencia corporal.

La felicidad es posible y está a nuestro alcance. No se trata ni de un sueño, ni de una utopia.
La felicidad está más cerca de lo que nunca podemos imaginar: la llevamos dentro de nosotros mismos. Solo hay que nimarse a buscarla, a dejar que brote desde dentro y empape nuestro vivir cotidiano.
La meta de todo ser humano es la felicidad. Por desgracia,en la mayoría de los casos, se busca fuera de uno mismo, como si fuera una hermosa princesa que nos estuviera esperando a la vuelta de la esquina. Nos dejamos imnotizar por el brillo del oro y desconocemos el tesoro infinito que nos habita, lo que somos.
La verdadera felicidad solo se puede encontrar en el interior de uno mismo: ese abismo infinito que solo lo llena un infinito "Dios", un abismo donde tenemos que sumergirnos y perdernos, ese abismo de amor que llevamos dentro y en el que, si somos fieles, nos espera la felicidad..
La felicidad no es ajena a ningún ser humano; por muy difíciles que sean sus circunstancias, siempre estará en su mano la posibilidad de ser feliz. ¿ No va en esta línea el anuncio de la Buena Noticia proclamada por Jesús? ¿Por qué llama bienaventurados a los pobres, a los perseguidos, a los que buscan la justicia y la paz?
Pues, porque su vida se corresponde con lo que son, con lo que llevan dentro,con lo que les hace verdaderamente humanos e hijos de Dios.