FOTOGRAFÍA TOMADA EN AGOSTO DE 1919, POR EL PADRE PLÁCIDO DE SAN MARCO IN LAMIS, EN ACTITUD QUE SE PIDIÓ AL PADRE PÍO, POR OBEDIENCIA.
El padre Pío tenia la convicción de que su destino, como el de san Francisco, era el de amar ardientemente a Dios y a sus prójimos, siguiendo la via dolorosa que recorrió Jesucristo, con la intención de no quedarse al pie del monte Calvario, sino de subir a la Cruz de Cristo, para vivir allí crucificado con Él.
- La tarde del 5 de agosto de 1918, mientras confesaba a un seminarista, recibe la transverberación o Asalto del Serafín. Como se dice en mística:"herida de amor".
- La mañana del 20 de septiembre de 1918. Veamos como él mismo relata este acontecimiento: "Era la mañana del día 20 de septiembre estaba en el coro después de la celebración de la Santa Misa, cuando me vi sorprendido por un estado de sosiego semejante a un dulce sueño. Se encontraron todos mis sentidos, tanto internos como externos, y las mismas facultades del alma, en un estado de quietud indescriptible. Me vi envuelto en torno a mí, y dentro de mí, de un silencio total; se apoderó de mí, instantáneamente, una gran paz y abandono en la completa privación de todo y una aceptación y descanso absoluto en mi despojo total. Todo esto fue rápido, instantáneo, como el brillar de un relámpago. Y mientras ocurría todo esto, me vi ante un misterioso personaje semejante a aquel que vi en la tarde del 5 de agosto; se diferenciaba de él, solamente, en que este tenía los pies y las manos y el costado manando abundante sangre. Su vista me llenó de terror. nunca sabré explicarme lo que sentí en aquellos momentos. Me sentía morir y, ciertamente, habría muerto si el Señor no hubiese venido a sostenerme el corazón que me parecía iba a saltar del pecho. La presencia del personaje desapareció y entonces me percaté de que mis manos, pies y costado estaban traspasados y arrojaban sangre a borbotones. Imaginaos la verguenza y la confusión que esperimenté, al verme de aquella forma y que voy experimentando continuamente casi todos los días. La herida del corazón es la que despide de continuo sangre, en especial del jueves por la tarde hasta el sábado por la mañana. ¡Padre mio! Yo muero de dolor por lo espasmos y la confusión que me acompañan y que yo experimento en lo más profundo de mi alma. Levantaré fuertemente mi voz hacia Él y no desistiré de conjurarlo, a fin de que por su misericordia aparte de mí, no los estragos físicos, no los sufrimientos y dolores, porque esto lo veo imposible y yo mismo siento el querer intenso de embriagarme de dolor, sino que retire estos signos externos que me son causa de una confusión y de una humillación indescriptibles".
Las llagas del Señor permanecieron en el cuerpo de Padre Pio 50 años. El estigmatizado del Gárgano, el Padre Pio, a la edad de 31 años, tuvo en su cuerpo la síntesis cristiana, las señales de la crucifixión, y, desde aquel momento, fue una expresión viviente, por más de 50 años, de la ciencia de la Cruz.
Paz y bien hermanos.
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