Si acogemos, si confiamos, si guardamos la Palabra transformante del Señor, si nos adherimos a sus proyectos, para Dios todo es posible.
Para iniciar nuevos proyectos y caminos, en primer lugar es preciso que se haya soñado con una "utopía" que atraiga la mente y el corazón. Quiero recordar que no se puede definir como utopía algo que no hemos intentado poner en marcha con nuestras fuerzas.
Muchas veces decimos: "Esto es una utopía", en el senido de que no es posible. ¿Lo hemos intentado alguna vez?¿Cuántas veces afirmamos que algo es imposible antes de proponérnoslo siquiera.
¿Hemos intentado, por ejemplo ver lo positivo de la vida? ¿He hecho algo por aprender a leer lo positivo de mi vida y de la historia que vamos haciendo? Da la impresión de que sólo hay problemas.
Si vemos solamente lo negativo, nos desanimamos; y acabamos sin poder hablar de audacia, de osadía. Cierto que hemos de reconocer los errores, los fracasos; pero en nuestra vida hay mucho de positivo. Necesitamos recobrar el ánimo para vivir con entusiasmo, con más vida.
En segundo lugar para dar comienzo a algo nuevo es imprescindible un pequeño grupo de personas un poco locas, audaces, que digan: "Entregamos nuestra vida, nos lanzamos y vamos a intentarlo."
En tercer lugar, se requiere la convicción de que no nos lanzamos a una aventura imposible, sino que es posible lo que vamos a iniciar.
Si tenemos fe y esperanza, diremos:"¡Adelante, que no estamos solos!". Pero, no lo olvidemos; la fe y la esperanza nos son necesarias.
Utopía, utopía constructiva y vital, que nos lleva a creer en la fraternidad universal, creer en la alegría de vivir relaciones verdaderas, auténticas, liberadoras y gratuitas que hacen más humana nuestra vida, creer en el gusto por la vida, una vida reconciliada consigo misma.
No tengais miedo, nada es imposible para Dios.
¿Estais preparados para trabajar por el Reino y abrir nuevos horizontes?¿Utopía? ¡No!¡Realidad!
Paz y bien hermanos.
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