Nuestro mundo está marcado por un gran secularismo e indiferencia. Es un mundo sin fe, sin esperanza; un mundo sin futuro. Nunca habla de muerte. El futuro no existe; no existe el pasado. Lo único que existe es un presente efímero del que intentamos disfrutar al máximo. Es un mundo en que predomina la cultura de la imagen: televisión, internet, cine; en este mundo la relación está muerta.
Todos están de acuerdo en que nunca hemos tenido un mundo tan aislado y tan sin sentido. Carentes de confianza nos domina el miedo. Se considera una locura el confiar en la palabra del otro.
No se tiene confianza en las instituciones, no se cree en la Iglesia, no se cree en la política. Hay entre nosotros un profundo pesimismo. Lo que se valora es el dinero, la economía, el interés...
Hay gente que va a la India para buscar un tipo de espiritualidad, que dé algún sentido a su vida.
Si la gente se encuentra con alguien que vive contento, tiene la impresión de haberse encontrado o con un profeta o con un loco.
Es importante que tengamos encuenta las exigencias de la gente que vive cerca de nosotros y que tratemos de acercarnos a ella. Ante un cambio tan radical en el mundo, necesitamos signos radicales. Han de ser signos que produzcan el impacto de una bomba; han de provocar a la gente. A crisis fuertes signos fuertes.
Francisco de Asís no es un signo debil; no lo fue el echo de que se presentara desnudo en la ciudad.. Signo fuerte es el de su pobreza, ante un mundo que busca dinero, riqueza...
Acerquémonos a la Biblia. El Señor actúa mediante los profetas pidiéndoles signos fuertes y muy curiosos.
Hemos de llevar una vida que suscite preguntas en la gente. Si entre nosotros hay quien se quiera arriesgar, dejémosle que actue.
¿Cómo hacer que lo que creemos, se traduzca en vida práctica?
¿Te comprometes a ser signo vivo en el mundo de hoy?
¡Envíanos locos Señor!
Paz y bien hermanos.
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