domingo, 3 de octubre de 2010
EN CASA CON DIOS
Reserva media hora en tu día ocupado para estar en casa con Dios.
Dale total prioridad a esa cita. Haz propósito de no estar con nadie, de no estar con nada, de no estar en ningún otro sitio escepto en casa con Dios.
Ponte a los pies del Maestro. Apoya tu mejilla en su rodilla. Juega con el borde de su manto. Déjate acariciar con ternura por Él cuando su mano se posa en tu cabeza.
Siente el poder de sus palabras: nota el calor de su corazón mientras Él te habla.
Escucha sus preguntas silenciosas: ¿Me amas de veras? ¿Me amas más que a ti mismo? ¿Me amas con un amor creciente?
Y deja que todo tu ser le responda con gozo y generosidad: Sí, te amo, sabes que te amo.
Que el Señor se sienta a gusto contigo y que tú te sientas en casa con Dios.
Paz y bien hermanos.
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