»Cuando se ama a una persona se desean saber hasta los más mínimos detalles de su existencia, de su carácter, para así identificarse con ella. Por eso hemos de meditar la historia de Cristo, desde su nacimiento en un pesebre, hasta su muerte y su resurrección».
Debemos leer el Evangelio con un deseo grande de conocer para amar. No podemos pasar las páginas de la Escritura Santa como si se tratara de un libro cualquiera. «En los libros sagrados, el Padre, que está en el Cielo, sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos». Nuestra lectura ha de ir acompañada de oración, pues sabemos que Dios es el autor principal de esos escritos santos. En ellos, y de modo especial en el Evangelio, está «el alimento del alma, la fuente de la vida espiritual». «Nosotros debemos oír el Evangelio como si el Señor estuviera presente y nos hablase. No debemos decir: "felices aquellos que pudieron verle". Porque muchos de los que le vieron le crucificaron; y muchos de los que no le vieron, creyeron en Él. Las mismas palabras que salían de la boca del Señor se escribieron, se guardaron y se conservan para nosotros».
Para leer y meditar el Santo Evangelio con fruto debemos hacerlo con fe, sabiendo que contiene la verdad salvadora.
¿Valoramos nosotros este inmenso tesoro que con tanta facilidad podemos tener en nuestras manos? ¿Pedimos ayuda al Espíritu Santo cada vez que comenzamos la lectura del Santo Evangelio?
Porque no se trata sólo de pensar en Jesús, de representarnos aquellas escenas. Hemos de meternos de lleno en ellas, ser actores. Seguir a Cristo tan de cerca como Santa María, su Madre, como los primeros doce, como las santas mujeres, como aquellas muchedumbres que se agolpaban a su alrededor. Si obramos así, si no ponemos obstáculos, las palabras de Cristo entrarán hasta el fondo del alma y nos transformarán (...).
Y esto será un gran bien no sólo para nosotros, sino también para quienes viven, trabajan o pasan a nuestro lado.
¿Leer el Evangelio? ¿Para qué? ¡Para ser feliz y darle sentido a la vida! ¿Es que desconoces la Buena Noticia? Despierta hermano, lee el Evangelio y enterate bien.
Paz y bien hermanos.
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