Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa. Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les proponía la palabra. Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo, por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico.
Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico: «Hijo, tus pecados quedan perdonados.»
Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: «Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?»
Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo: «¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico "tus pecados quedan perdonados" o decirle "levántate, coge la camilla y echa a andar"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados ... »
Entonces le dijo al paralítico: «Contigo hablo: Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa.»
Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: «Nunca hemos visto una cosa igual.»
Reflexión
El misterio de la persona de Jesús sigue desvelándose a través de sus acciones de sanación. Estas ya no suscitarán solamente asombro y admiración. Ahora van a suscitar también repulsa y obstinación. La revelación progresiva de Jesús hace que las personas tengan que pronunciarse a favor o en contra de su persona. Ante Jesús nadie queda indiferente.
En estos textos Marcos reúne cinco controversias con los más fuertes opositores de Jesús y de las primeras comunidades cristianas: los escribas, los fariseos, los discípulos de Juan, los herodianos. La Buena Noticia que alegra a los marginados, asusta a las autoridades religiosas y políticas.
El texto destaca la solidaridad y la fe de cuatro amigos de un paralítico que a toda costa buscan estar cerca de Jesús, pues si él lo ve, él lo curará. Aquí se cumple el dicho que la fe mueve montañas y ¡tejados! Nada es imposible para el que cree: “Viendo Jesús la fe que tenían”, dice el texto. La generosidad de estos amigos logra la salud y el perdón para el enfermo: nada de miedo al ridículo, al qué dirán. Es como si le dijeran al enfermo: ¿Quieres sanar? Ahí está la fuente de la vida, Jesús, vamos a acercarnos a él sin miedo.
¿Por qué antes de sanar al paralítico Jesús le perdona los pecados? La razón es sencilla: de nada sirve tener el cuerpo sano, pero el corazón paralizado por la codicia y el egoísmo. Jesús quiere empezar por dentro: para caminar bien el paralítico necesita primero un corazón perdonado. El perdón y la curación física revelan el poder divino de Jesús. Ambas acciones demuestran que la salvación es completa cuando cuerpo y alma se llenan de vida.
“Levántate” significa iniciar una vida nueva alejada de toda maldad. La camilla que se lleva a casa a la vista de todos le recordará los males que tuvo que soportar. Volver a casa significa el apoyo y la fuerza que debe brindar con su testimonio a su familia, a su comunidad.
Hoy al meditar esta acción sanadora de Jesús, el salmo nos invita a no olvidar las acciones de Dios en favor de sus hijos y confiar sin desfallecer en su bondad.
Paz y bien hermanos.
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