Hace ahora un año, como de costumbre mi
mujer y yo orábamos al P. Pío cuando al amanecer recibimos la noticia de que mi
suegro se había fracturado la cadera. Dijo mi mujer: “¡Mucho rezarle al P. Pío
por mis padres y mira lo que le ha pasado a mi padre!”.
En el entorno familiar nos temimos lo
peor pues tan sólo hacía un año que se le había roto la otra cadera y estaba
renqueante -cojo, dolorido y sin apenas fuerza en esa pierna-. Pero para
sorpresa de todos, pasado mes y medio, ya caminaba y sorprendentemente se
encontraba incluso mejor que hacía un año con la primera fractura.
Desde aquí queremos dar las gracias a la
Virgen María y al P. Pío, bien es cierto que su campo de acción no es muy
amplio pero, ¡quien nos lo hubiera dicho!
Miguel Ángel Cuesta
Fabuloso!!!
ResponderEliminarBendiciones.