El petirrojo le dijo al gorrión:
"Me gustaría, de veras, saber
por qué estos afanosos seres humanos
se apresuran y se preocupan tanto".
Y el gorrión le dijo al petirrojo:
"Amigo, estoy seguro de que tiene que ser,
porque ellos no tienen un Padre Celestial,
que cuide de ellos como cuida de ti y de mí".
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