¡Gracias!
El presente escrito está dedicado
a dar las gracias a Dios y al Padre Pío por el inmenso don que hemos recibido.
En febrero del 2009; mi hijo
Antonio sufrió fuertes dolores de cabeza. Los doctores diagnosticaron una
sinusitis, pero el tratamiento no resultó. Una segunda opinión tampoco resolvió
el problema y los dolores eran cada vez más agudos.
Angustiados buscamos la ayuda de
un especialista, un otorrinolaringólogo.
El resultado fue idéntico, aunque;
surgió algo inesperado…: un pólipo en el conducto nasal. La angustia y la
desesperación hizo mella en toda la familia, al ver como mi hijo Antonio no
podía resistir el dolor y su ojo derecho estaba prácticamente cerrado.
Tras un TAC y siete largos días de
espera, Antonio ingresó de urgencias en el Hospital el miércoles 18 de febrero
para tratamiento quirúrgico.
El viernes día 20 se personaron
los doctores antes de la operación y nos rompieron el alma, mi hijo Antonio
necesitaba quimioterapia, pues que tenía un tumor en la zona del pómulo
izquierdo, el cual había fracturado el hueso de la órbita del ojo y le afectaba
al mismo ojo. La angustia y el miedo se apoderaron de nosotros.
Nuestro hijo Antonio bajó a
quirófano a las 19’45 horas de aquel fatídico día.
Mi esposa Amparo y yo nos
dirigimos a la capilla del hospital con lágrimas en los ojos y el corazón deshecho.
Allí rogamos a nuestra Mamá del Cielo y al Padre Pío que curase a nuestro hijo.
Los dos, nos queríamos cambiar por él.
Tras dos interminables horas, Antonio
entraba en la habitación aún aturdido por la anestesia; seguidamente llegaron
los doctores para hablar con nosotros, pero… ¡algo había cambiado! Sus expresiones
no eran las mismas. ¿Acaso el padre Pío escuchó nuestros ruegos?
El tumor había sido extirpado por
laparoscopia, y era benigno. Se trataba de un Papiloma Invertido. Besé a la
doctora y mi esposa y yo nos abrazamos dando gracias a Dios, a la Virgen María y al Padre Pío porque nos
habían escuchado.
Mi hijo Antonio está bien, su ojo
se ha recuperado, no tiene dolores y la fractura producida por el tumor se está
curando.
Damos gracias al Cielo y al Padre
Pío. No tenemos ninguna duda del milagro que se obró en nuestro hijo por su
intercesión.
Gracias también a la gran cadena
de oraciones que como una sola voz rogaban por la curación de Antonio: las
Clarisas de Valencia, al párroco de San Antonio de Padua, a toda la familia, el Grupo de Oración del
Padre Pio de Valencia, y los compañeros y compañeras de trabajo. ¡Gracias!.
† A. S. 28 de febrero de 2009
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