Nuestro Dios no está sordo;
ni necesita recomendaciones.
Es un Dios cercano; un Dios sensible a
nuestras necesidades.
Un Dios que se deja encontrar.
Que se deja conmover por nuestra voz.
***
Te busqué lejos de mí.
Pensaba que para encontrarte
debería ir al otro lado del mundo.
Me resultaba dificil creer en un Dios
que se entregase a mí por amor.
Yo te buscaba, pero fuiste tú quien
viniste a mi encuentro.
Y ahora sé que, por mucho que
me haya separado, tú siempre
me encuentras.
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