Eterno Señor de todas las cosas,
siento tu mirada puesta en mí,
sé que tu Madre está aquí cerca
y que, entorno a ti, hay una multitud
de hombres y mujeres, de mártires y santos.
Si tú me ayudas,
quisiera ofrecerme a ti.
Es mi determinación más firme y mi deseo
si Tú me aceptas,
proceder en este mundo como Tú procediste:
sé que viviste en una pequeña aldea,
sin comodidades, sin educación especial.
Sé que rechazaste el poder político.
Sé lo mucho que sufriste:
las autoridades te rechazaron,
los amigos te abandonaron.
Pero, para mí, es algo maravilloso
que me invites a seguirte de cerca.
Joseph Tetlow, S.J.
Paz y bien hermanos.
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