En la noche del miércoles 5 de marzo a las 22:15, miércoles de ceniza, falleció en el Complejo Hospitalario de Navarra, en Pamplona, el fraile capuchino y sacerdote Elías Cabodevilla Garde, el máximo experto en lengua española de San Pío de Pietrelcina. Era también canonista.
Elías Cabodevilla tenía 73 años de edad, 53 de vida religiosa y 50 de sacerdocio. El funeral tuvo lugar el viernes 7 a las 19,30, en la iglesia de nuestra Fraternidad de Pamplona-San Antonio. El padre Elías Cabodevilla era de origen navarro. Vivió y sirvió también en Roma y en San Giovanni Rotondo.
Fray Elías ha partido a la casa del Padre.Un hombre de Dios, que dedico los últimos años de su vida a promover la vida y Santidad de San Pio de Pietrelcina.
Homilía pronunciada por el misionero capuchino
Eulalio Cabodevilla Garde:
Viajaba una tarde en Chile, donde
vivo, de la ciudad de Temuco a la ciudad de Concepción. Yo
iba detrás del conductor. Y tuve que colocar un paño en la ventanilla porque el
sol me molestaba a esa hora. Y sin embargo, en el espacio de 100 kilómetros el
conductor iba haciendo funcionar el parabrisas porque había una lluvia
persistente y a veces violenta, los famosos chubascos. Y recuerdo que pensé,
qué hermosa imagen para la partida cristiana de un hermano. Se nos caen
las lágrimas por el dolor y sin embargo el horizonte está lleno de sol,
lleno de luz, lleno de esperanza.
Y desde esta imagen, que
en estos días la he recordado y revivido con la muerte de mi hermano,
me he puesto a imaginar lo que Elías, instalado en esa claridad que
es Dios, con su voz pausada y con una alegría pascual desbordante nos
habla: ¿Qué nos dice?
Muchos de
vosotros seguramente estáis tristes por mi partida como si me hubierais perdido
para siempre. No os equivoquéis. Estoy vivo. Pero de otra manera. No intentéis
entender la Vida Eterna.
La mente
humana jamás podrá concebir ni la lengua expresar esta nueva vida que estoy
viviendo. Es otra cosa.
Aquí
desconocemos absolutamente lo que vosotros llamáis tristeza o ansiedad.
Aquí vivimos eternamente en un mar de serenidad y de calma. Es lo que el
corazón humano soñó desde siempre.
Debéis saber
otra cosa: aquí hay un río caudaloso que no sólo recorre de parte a parte el
paraíso, sino también las arterias de todos los que aquí habitamos. Y el río se
llama Amor y el Amor se llama DIOS. ¿Cómo os diré? He llegado a mi Casa.
Estoy en mi Casa. He llegado a mi Patria. Para siempre. Ya no hay exilio.
¿Y
Dios? Es imposible hablar de Dios. Dios me tiene cautivado, infinitamente
pleno y dichoso, como no os podéis imaginar. En suma, estoy vivo, en una eterna
fiesta. Alegría para todos.
He querido recoger estas expresiones
de nuestro querido hermano capuchino oriundo de Azpeitia, pero
perteneciente a Chile (y al mundo) Ignacio Larrañaga en la eucaristía de
funeral de su entrañable compañero y amigo Camilo Luquin, capuchino
también, con el que vivió en Santiago de Chile por espacio de 30 años.
Nos hemos
dejado envolver en esta oportunidad con un texto de la Palabra de Dios muy
breve, pero emblemático de San Pablo a los Cristianos de Roma. “Si
vivimos, vivimos para el Señor y si morimos para el Señor morimos. Tanto en la
vida como en la muerte somos del Señor” (Rom 14,8). Nos
dice, pues, que Elías tanto en su vida como en su muerte es del Señor. Y,
haciéndonos eco del salmo 23 el Señor es mi PASTOR nada
me habrá de faltar: podemos aplicarcárselo a Elías: Él Señor es
el que te dio la vida, el que te llegó a conocer mucho mejor de lo que tú
mismo te conocías, el que te llamó a vivir con Él, el que te guió, el que te
condujo a fuentes tranquilas, el que te mostró su rostro y su cariño, el que
lleva tu nombre escrito en la palma de su mano y el que dio su vida por
ti por amor. Elías, como ya lo hemos dicho, (y ahora lo entiendes
muy bien), eres del Señor para siempre. Un día tú escribiste tres
libros sobre las celebraciones y homilías de los grandes tiempos
litúrgicos. Y porque quedaste cautivado por el texto del Evangelio que hemos
proclamado hoy, los titulaste: Camino, Verdad y Vida. Y lo
hiciste porque sabías que nadie va al Padre sino por Jesús, el Resucitado.
Ahora lo has comprobado con alegría.
Podemos preguntarnos: ¿Quién es esta
persona por el que el Señor hizo tales cosas? ¿Quién es realmente Elías,
el hermano Elías, el Padre Elías? Muchos de los aquí presentes lo
conocisteis muy bien. Mucho mejor que yo sin duda.
En primer
lugar mi familia. Mi familia de sangre aquí presente. Sin duda que
recordáis cómo Elías venía como marcado por el dedo de Dios. Desde niño le
gustaban las procesiones, el ayudar a misa todos los domingos, ir a cuanto
evento religioso hubiera en la Iglesia de Artozqui. Y yo, mocoso en aquel
entonces, oía decir a mi familia: “Este va pa´fraile”. Y así fue. Fue
capuchino y un capuchino muy enamorado de su vocación. Y fue el confidente, el
consejero de todos los asuntos del caserío de Muniáin. Escuchador silencioso y
siempre clarividente de los míos. El que solucionaba los problemas
jurídicos y de los otros. En realidad todos los problemas.
Y los demás:
Muchos de vosotros aquí presentes tuvisteis una cercanía con Elías, una
experiencia viva, un acompañamiento cercano, un descubrir tal vez a su lado,
vuestra vocación a la consagración. Participasteis en su entusiasmo por
los grupos de liturgia; o en la Orden Franciscana Seglar; o en las
peregrinaciones por él organizadas a Asís o Tierra Santa, o quedasteis
embelesados por la pasión por dar a conocer la vida y espiritualidad de
su querido Padre Pío como se decía en el relato de su biografía. Y
podemos caer en la tentación de ensalzarlo como que él ha sido el que ha
orientado o cambiado mi vida definitivamente, y convertirlo en protagonista
de mi historia. Y desde ese halo de luz imaginario del que hablábamos al
comienzo Elías nos vuelve a recordar: NO OS EQUIVOQUEIS, -nos dice- “NADIE
PUEDE DECIR: JESUS ES EL SEÑOR SI NO ES MOVIDO POR EL ESPÍRITU” (1Cor 12, 3). Si
ha habido algo bueno en mi vida viene del Señor, a Él le pertenece. A
cuántas personas he acompañado, pastoreado, animado, entusiasmado tal vez,
todo, absolutamente todo, es obra del Espíritu. Y no os olvidéis (nos recuerda)
de la advertencia de Jesús: “Para que viendo los hombres vuestras
buenas obras glorifiquen al Padre que está en los cielos”.
Indudablemente
que el Padre Dios derramó muchos dones y talentos en Elías, como ya se dijo.
EL SELLO DE DIOS. LA PASIÓN
por Dios que le ha acompañado toda su vida. Una INTELIGENCIA privilegiada.
El tener las inquietudes de un buscador vanguardista: Desde joven con la pasión
por la fotografía, luego serían los telones para proyectar los cantos en las
Iglesias y no digamos nada en todas las iniciativas en la etapa de
difusión de la espiritualidad del Padre Pío. En todo esto, conocéis que ponía
una pasión, una tenacidad y un detallismo que hacía que las cosas salieran sí o
sí.
Tengo la
impresión de que todo lo anterior hacía que mucha gente se acercara a él
buscando apoyo y acompañamiento. Una mención especial merece la última
etapa de su vida con la devoción al Padre Pío. Parecía increíble que pudiera
ser verdad cuando contaba las actividades que realizaba en un solo día en sus
viajes por naciones de América Latina. Me confió una vez que había estado siete
horas y media seguidas hablando de
él.
Estos son algunos dones que el Señor le regaló. Pero no olvidemos la
advertencia de Elías: Nadie puede decir Jesús es el Señor si
no es movido por su Espíritu. Yo no he sido sino un humilde
instrumento; Como quería Francisco de Asís: un humilde hermano
menor de los soplos del Espíritu.
El Señor
tuvo una gran delicadeza con él: hizo sonar la campanilla para anunciar su
llegada. Le regaló un mes y seis días para prepararse. Y en silencio
Elías fue viviendo Getsemaní y seguramente, como Jesús, gritó más de una
vez, “que pase de mí este cáliz, pero que no se haga lo que yo
quiero sino lo que quisiera Tú”. Tenía tal ansia de vivir que le costó
dejar esta tierra nuestra. Le costó mucho. Pero nos imaginamos, que en esos
largos ratos de silencio en el hospital, terminó haciendo suya la estrofa
de una glosa del Cántico a la Creaturas del santo de Asís: “Cuando
a mi puerta la muerte se detenga y me diga que es hora de
partir; hermana muerte le diré: llévame a Dios para vivir junto con Él la
eternidad. Y en ese corto camino lo fuimos acompañando todos,
física o espiritualmente, desde el silencio, el respeto y el cariño.
Y, para
concluir, desde ese resplandor de sol y de luz en Cristo Resucitado, con
el que comenzamos estas palabras, nos lo imaginamos nuevamente a Elías
diciéndonos entusiasmado: ¡¡ERA VERDAD TODO LO QUE VIVÍ EN LA FE. ERA
VERDAD. AHORA LO PUEDO VER CON MIS OJOS Y TOCAR CON MIS MANOS!!
NO SE IMAGINAN LO QUE DIOS TIENE PREPARADO PARA LOS QUE LE AMAN!!
Y con
la misma pasión que lo dominó siempre y, desde esa misma luminosidad,
seguramente nos querrá ARENGAR a los que seguimos en el
camino de la fe. Y lo hará recogiendo los versos de uno de
nuestros poetas latinoamericanos:
“No te
rindas, por favor, no cedas, aún estas a tiempo de alcanzar y
comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre y retomar el vuelo.
No te rindas
que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo.
No te
rindas, por favor, no cedas, aunque el frio queme, aunque el miedo
muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento, aun hay fuego en tu
alma, aun hay vida en tus sueños.
Porque cada
día es un comienzo, porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estás solo y porque yo te quiero”.
A
Jesucristo, el Resucitado, al que nadie puede decir que es el Señor si no
es movido por su Espíritu, a Él la gloria y el poder por los siglos de los
siglos. AMÉN.
TEXTOS PARA
LA EUCARISTÍA.
ROMANOS, 14, 7-9 y 10-12
SALMO 23: EL SEÑOR ES MI PASTOR NADA
ME HABRÁ DE FALTAR
EVANGELIO: JUAN 14, 1-6.
Fray Eulalio Cabodevilla Garde
El mismo día de su funeral el viernes 7 de marzo, en Bilbao, en la Basílica de Begoña se celebró una misa concelebrada por el alma del padre Elías Cabodevilla a las 6 de la tarde. Allí nos reunimos los cuatro Grupos de Oración del Padre pío del entorno: el grupo de Begoña, Barakaldo, Indautxu y Bermeo, en agradecimiento a tanto bien que el padre Elías nos ha hecho y seguirá haciendo.
Ya no podremos decir; que no conocimos un santo en vida.
Algunas palabras de agradecimiento en la Eucaristía:
Fray Elías Cabodevilla, sacerdote capuchino, fiel seguidor de san Francisco de Asís; al igual que él, bendijo a todos y cada uno de los integrantes de los Grupos de Oración de Padre Pío y al igual que San Francisco, a imitación del Maestro antes de su Hora, quiso compartir el pan con sus hermanos y así nosotros estamos aquí a su mesa, para compartir el pan y así aprender a ser pan para los hermanos. Padre Elías gracias por todo el bien que nos has hecho.
UN TEMPORAL TRAS OTRO,
HAN AGRIETADO,
RESQUEBRAJADO Y ROTO
EL MALECÓN QUE PROTEGE EL PUERTO
DONDE EL PADRE PÍO, NUESTRO "BUEN MARINERO",
DESEMBARCÓ CON UN GRUPO DE ORACIÓN PRIMERO
PARA LUEGO ADENTRARSE TIERRA ADENTRO
LLEGANDO HASTA LA PATRONA DEL PUEBLO
LA VIRGEN DE BEGOÑA A LA QUE TANTO QUEREMOS.
LAS TEMPESTADES DE LA VIDA
HAN DESESTRUCTURADO Y HECHO TRIZAS,
EL PASADO MIÉRCOLES DE CENIZA,
LOS MUROS DE LA HUMANIDAD
DEL QUE FUERA SU GRAN PROPAGANDISTA,
EL TAMBIEN PADRE CAPUCHINO FRAY ELÍAS CABODEVILLA.
SUCESO RÁPIDO, INESPERADO, TRÁGICO
PARA TODOS LOS QUE LE APRECIÁBAMOS,
PERO TAMBIÉN LLENO DE TERNURA Y AMOR,
PUES ES LA MADRE A LA QUE TANTO AMÓ
QUIEN AHORA LO TIENE EN SUS MANOS
JUNTO A SU CORAZÓN.
VENIMOS A DESPEDIRLE, A DECIRLE ADIÓS,
QUE LE QUEREMOS QUE NO NOS DEJE SOLOS,
QUEREMOS DECIRLE LO IMPORTANTE QUE ES PARA NOSOTROS.
Y EL SONRÍE Y REPITE:
"PAZ Y BIEN, PAZ Y BIEN"
(Miguel Ángel Cuesta Cerrato))
"FRAY ELÍAS CABODEVILLA PASÓ POR EL MUNDO HACIENDO EL BIEN"
)
No hay comentarios:
Publicar un comentario